Daily Reflection

Belén y la cruz

December 15, 2018 | Saturday

Father Walter Schu, LC

  • Sábado de la segunda semana de Adviento
  • Matthew 17:9, 10-13

    Mientras bajaban de la montaña, los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?”. Respondió: “Elías vendrá y restaurará todas las cosas; pero te digo que Elijah ya vino, y no lo reconocieron, sino que le hicieron lo que quisieran. Así también el Hijo del Hombre sufrirá en sus manos ”. Entonces los discípulos comprendieron que les estaba hablando de Juan el Bautista.

    Oración introductoria: Señor, sus discípulos trataron sinceramente de comprender su identidad y creer en usted. Vengo hoy ante ustedes con mis dudas y problemas, con la esperanza de encontrar en esta oración una respuesta a mis aspiraciones más profundas. Quiero creer con fe inquebrantable, y quiero amarte con un corazón devoto. Te ofrezco este tiempo de oración como muestra de gratitud por todo lo que he recibido de ti.

    Petición: María, ayúdame a abrazar la voluntad de Dios en mi vida, tal como Cristo abrazó el plan del Padre para nuestra salvación.

    1. Juan el Bautista como Elías: una vez más, el Evangelio se refiere a Juan el Bautista como aquel cuyo papel es prepararnos para el que vendrá. A través del profeta Malaquías, la expectativa de los judíos sobre el regreso de Elías, quien preparará el camino para el Mesías prometido, ha crecido. Pero han llegado a verlo como una figura de gran poder, alguien que arrasará a los hombres. Así que no reconocen la presencia de Elías en la persona de Juan el Bautista, cuyo único poder es el del Espíritu de Dios, que llama a todas las personas a la conversión del corazón para recibir a Cristo. ¿Cuántas veces en mi vida no reconozco la presencia de Cristo en mi vida porque estoy buscando algo más que las promesas de Cristo a sus seguidores? Cristo no ofrece un camino fácil de consuelo y consolación.

    2. Belén y la cruz: ¿Por qué Cristo se convirtió en un bebé indefenso en Belén? ¿Por qué tomó un cuerpo humano frágil? Precisamente para que pudiera sufrir por nosotros para redimirnos. ¿Qué significa eso para nuestras vidas como cristianos? Significa nada menos que el hecho de que el sufrimiento es un regalo de Dios. Es la suave caricia del Padre, que nos moldea a la imagen de su Hijo. La cruz es la fuente de nuestra fructificación, no solo en nuestro crecimiento espiritual personal sino también en la misión de ganar gracias para los demás, para todas las almas que Dios ha confiado misteriosamente a nuestro cuidado.

    3. Obediencia hasta la muerte: el deseo de Cristo de abrazar el sufrimiento surgió de su obediencia amorosa al plan de su Padre, sin condiciones ni límites. Esta obediencia amorosa es lo que da al sufrimiento su valor redentor. Desde el momento de su nacimiento en Belén, Cristo nos muestra lo que significa obedecer con amor. Belén es una escuela de obediencia. En Belén, Cristo nos enseña que solo la obediencia amorosa libera, que la obediencia amorosa redime y santifica, que solo la obediencia amorosa enriquece. Solo la obediencia amorosa salva, la obediencia amorosa solo nos libera del pecado, y la obediencia amorosa solo agrada a Dios. Abrazemos la cruz de la obediencia en las desafiantes circunstancias de nuestra vida cotidiana, en las pruebas que se producen con el paso de los años, en el dolor que nos aflige cuando Dios llama a nuestros seres queridos a él. Amar la obediencia es el camino a la santidad, el camino a la casa del Padre.

    Conversación con Cristo: Gracias, Señor, por darnos una escuela de obediencia amorosa en Belén, a lo largo de tu vida y en tu muerte en la cruz. Ayúdame a abrazar el sufrimiento como lo hiciste ya tener confianza en su poder para hacerme santo y ganar gracias para las almas.

    Resolución: Buscaré reconocer la presencia de Dios en mi día acogiendo pacientemente el sufrimiento y las pruebas que él permite para que pueda lograr un bien mayor.

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