- Martes de la Segunda Semana de Adviento
Matthew 18:12-14
Jesús dijo a sus discípulos: “¿Cuál es vuestra opinión? Si un hombre tiene cien ovejas y se descarría una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en los montes e irá en busca de la descarriada? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se descarriaron. De la misma manera, no es la voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeños.”
Oración introductoria: Querido Jesús, mi Señor y Dios, abro mi corazón a tu amor infinito. Deseo escuchar y responder a las inspiraciones que deseas darme esta mañana. Creo en ti. Espero en ti. Te amo. Señor, eres mi pastor y el verdadero sentido de mi vida.
Petición: Jesús, Buen Pastor, dame la gracia de abrir mi corazón a tu misericordia.
1. No todos los pastores son iguales: En la sociedad actual, la imagen del pastor no dice tanto como en tiempos de Jesús. El salmo 23 fue probablemente uno de los salmos favoritos de Cristo, ya que usa con frecuencia la imagen del pastor: “El Señor es mi pastor; no hay nada que desee. Las ovejas tienen una relación de confianza con su pastor. Instintivamente saben que el pastor cuidará de ellos. Cristo es nuestro pastor que nos ama. En nuestra vida, otras personas o posesiones materiales pueden parecer que prometen traernos felicidad, haciendo que los sigamos como si fueran nuestro pastor. Pero cuando llega la verdadera prueba, nos abandonan como un jornalero deja a las ovejas cuando aparece el lobo. Renovemos nuestro compromiso con Cristo, el Buen Pastor, ya que él es el verdadero pastor de nuestras almas.
2. En busca de la oveja perdida: en cada grupo de animales hay al menos uno que parece distraerse y eventualmente perderse. En nuestras vidas, nosotros también podemos distraernos y desviarnos de la seguridad de Cristo y su camino. El pecado es lo que nos separa de Cristo. Si no tenemos cuidado, podemos ser fácilmente seducidos por el mundo, por la fascinación de los bienes materiales o los placeres, y luego, equivocadamente, depositar en ellos nuestra seguridad. Entonces, cuando experimentamos el vacío y el hambre espiritual que proviene de alejarnos del Buen Pastor, solo necesitamos recordar que él está esperando por nosotros, sus ovejas descarriadas, para llevarnos de regreso a la seguridad de su redil. Es consolador y alentador saber que anhela que nos reconciliemos con él, como el pastor que sale en busca de la oveja perdida.
3. ¡Que comience la celebración! Cualquiera que tenga hijos y haya “perdido” temporalmente a uno de ellos puede empatizar con la alegría que Dios experimenta cuando uno de nosotros se encuentra nuevamente y se reencuentra con él. Podemos tratar de superarlo en amor y generosidad, pero eso no puede suceder. Su amor sobrepasa toda nuestra imaginación. Hoy, tomemos un momento para hablar con Dios sobre nuestro estado en la vida y tomemos la decisión de permitirle estar activamente presente en nuestra vida diaria. ¿Puede haber mejor manera de prepararse para la Navidad que abrir las puertas de nuestro corazón? Cristo está allí, llamando, pidiendo que se le permita entrar para poder sanarnos y hacernos completos de nuevo. Es casi impactante descubrir que podemos complacerlo simplemente volviéndonos hacia él y permitiéndole que nos levante de donde hemos caído y nos restablezca la amistad plena con él. ¿No deberíamos permitirle a Nuestro Señor ese placer, especialmente cuando el único costo es admitir nuestra tremenda necesidad de él, confesar nuestros pecados e invitarlo de regreso a nuestros corazones, donde pertenece?
Conversación con Cristo: Señor, sé que mis innumerables caídas me brindan innumerables ocasiones para encontrarte como el Buen Pastor, ya que sin falta vienes a recogerme de nuevo. En lugar de revolcarme en una estéril autocompasión ante la miseria de mi pecaminosidad, pretendo deleitarme más en tu tierna misericordia. Sé que esta actitud de confianza te complacerá.
Propósito: Cada vez que caiga hoy, me levantaré inmediatamente, porque tendré confianza en la misericordia amorosa de mi Buen Pastor.