Daily Reflection

Atendiendo o silenciando la conciencia

August 1, 2020 | Saturday
  • Sábado de la decimoséptima semana en tiempo ordinario
  • Matthew 14: 1-12

    Herodes, el tetrarca, escuchó acerca de la reputación de Jesús y dijo a sus siervos: "Este hombre es Juan el Bautista. Fue resucitado de entre los muertos; es por eso que en él trabajan poderosos poderes". Ahora Herodes había arrestado a John, lo había atado y lo había encarcelado a causa de Herodias, la esposa de su hermano Philip, porque John le había dicho: "No es lícito que la tengas". Aunque quería matarlo, temía a la gente, porque lo consideraban un profeta. Pero en una celebración de cumpleaños para Herodes, la hija de Herodías realizó un baile ante los invitados y deleitó a Herodes tanto que él juró darle todo lo que pudiera pedir. Alentada por su madre, ella dijo: "Dame aquí en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista". El rey estaba angustiado, pero debido a sus juramentos y a los invitados que estaban presentes, ordenó que se diera, y decapitó a Juan en la prisión. Le trajeron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la niña, que se la llevó a su madre. Sus discípulos vinieron y se llevaron el cadáver y lo sepultaron, y ellos fueron y se lo dijeron a Jesús.

    Oración introductoria: Señor, creo que me estás buscando. Estás listo para venir a mí en este momento de oración. Quieres ayudarme a ver tu amor y donde pueda crecer para ser más como tú. Gracias por tu paciencia y bondad conmigo. Quiero entregarme totalmente a ti.

    Petición: Señor, ayúdame a escuchar tu voz más claramente hoy.

    1. Una voz perturbadora: Juan el Bautista había sido enviado para preparar el camino para Cristo. Fue testigo de la santidad de Dios. Trató de despertar el sentido del pecado y la necesidad de arrepentimiento. Hablaba con claridad y no le tenía miedo a nadie. A veces, la voz de Dios en mi conciencia puede ser molesta, como lo fue la voz de Juan para Herodes. Sin embargo, un claro recordatorio de lo que es correcto e incorrecto es un acto de misericordia de parte de Dios. Él nos está dando la oportunidad de despertar de nuestro letargo y darnos cuenta de que nuestras almas inmortales están en juego. Debería agradecer a Dios cuando mi conciencia me recuerda las cosas que necesito cambiar en mi vida.

    2. ¿Qué está mal con un poco de entretenimiento? No hay nada de malo en tener celebraciones en nuestra vida y momentos de alegría y relajación. La vida de un cristiano es rica en momentos de felicidad. Pero, como fue el caso en la fiesta de cumpleaños de Herodes, existe el peligro de buscar entretenimiento y relajación en actividades o pasatiempos que simplemente pueden manipular nuestras pasiones, debilitar nuestra moral y ofender profundamente a Dios. Si no somos capaces de elegir sabiamente nuestro entretenimiento, podemos terminar desperdiciando la riqueza de nuestra herencia espiritual por emociones baratas. Herodes termina siendo un asesino en lugar de un buen rey. Sus pasiones no controladas de sensualidad y respeto humano hacen que use su poder para destruir en lugar de proteger. Debo recordar que incluso en los momentos de relajación, tengo la responsabilidad de proteger y fomentar mi identidad cristiana. Debería buscar pasatiempos saludables donde pueda compartir la alegría de la vida cristiana con mis amigos y familiares.

    3. La segunda oportunidad proverbial: cuando Herodes oye hablar de Jesús, su conciencia le pica. Sabía que había matado a un hombre de Dios. En algún lugar de su corazón, sabía que Dios tendría la última palabra. La presencia de Cristo es una gracia adicional que el Padre ofrece a Herodes para que pueda ser convertido. Desafortunadamente, es una gracia que Herodes no aprovechará, así como no aprovechó la presencia de Juan el Bautista. En mi propia vida, ¿cuántas veces tiene que recordarme el Padre mi llamado a la santidad? ¿Me doy cuenta de cuánta misericordia el Señor ya me ha mostrado? ¿Qué es lo que todavía estoy ocultando de él? Hoy buscaré una profunda conversión de corazón en esa área donde sé que todavía me he estado ocultando de Dios.

    Conversación con Cristo: Señor, gracias por iluminar mi conciencia con tu Evangelio. Ayúdame a ver dónde me he vuelto sordo o insensible a la llamada de tus enseñanzas. Quiero que tu gracia triunfe en mi vida. Ayúdame a ser valiente para cambiar lo que te ofende y vivir una vida de autenticidad cristiana.

    Resolución: recibiré hoy el sacramento de la reconciliación y también invitaré a alguien más para que lo reciba.

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