- Sábado de la Sexta Semana de Pascua
John 16:23-28
Jesús dijo a sus discípulos: "Amén, amén, os digo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y se os dará, para que vuestro gozo puede ser completa. Esto os lo he dicho en figuras. Llega la hora en que ya no os hablaré en figuras, sino que claramente os hablaré del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre, y yo no os digáis que pediré al Padre por vosotros, porque el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis llegado a creer que vine de Dios, vine del Padre y he venido al mundo, ahora yo dejo el mundo y vuelvo al Padre".
Oración introductoria: Señor, al comenzar esta oración te ofrezco todo mi ser: mis pensamientos, deseos, decisiones, acciones, esperanzas, miedos, debilidades, fracasos y pequeños éxitos. Te abro todo mi ser, consciente de que ya lo sabes todo. Estoy seguro de tu misericordia y del poder purificador de tu mirada penetrante y amorosa.
Petición: Padre, ayúdame a confiar en ti.
1. Pide y recibirás: Cuando era niño, a menudo era extremadamente tímido cuando trataba con extraños. Recuerdo una vez que mi papá me pidió que dejara un paquete de alimentos en la oficina de la rectoría como una contribución a la colecta de alimentos de la parroquia para los pobres. Estaba muerto de miedo. Finalmente, después de reunir el coraje, toqué el timbre, dejé caer la caja y corrí. A veces podemos sentir la misma aprensión e incertidumbre ante la oración. No estamos seguros si a Dios le agradará “ser perturbado” en su cuidado por el universo para escuchar nuestra petición. En última instancia, debemos recordar cuánto le gusta a Dios que le pidan y confiar en que, si lo que estamos pidiendo es para nuestro bien o el de otro, Dios ciertamente lo concederá.
2. La Auto-Revelación de Dios: El lenguaje es un vehículo de comunicación, y como todo medio de expresión de ideas, es limitado. El habla, sin embargo, es realmente llevada a sus límites cuando trata de expresar realidades sobre las cuales los humanos no tienen conceptualizaciones claras. El poder de Dios, su asombrosa majestad y su mismo ser están mucho más allá de nuestro limitado alcance de comprensión. Jesús, como verdadero Dios y verdadero hombre, se convierte en el puente entre nuestro lenguaje humano y Dios, a quien conoce íntimamente. Jesús utiliza las expresiones más adecuadas posibles para Dios ––como Padre––, pero también nos recuerda que habla en cifras. Un día promete decírnoslo claramente e incluso presentárnoslo. ¿Es esta mi mayor esperanza? ¿Estaría listo ahora mismo para ser presentado a Dios el Padre?
3. “El mismo Padre os ama” - Nuestro Santo Padre, el Papa emérito Benedicto XVI, nos recuerda el amor del Padre: “Cierto, nadie ha visto jamás a Dios tal como es. Y, sin embargo, Dios no es totalmente invisible para nosotros; no permanece completamente inaccesible. Dios nos amó primero, dice la Carta de San Juan, y este amor de Dios se ha manifestado en medio de nosotros. Se ha hecho visible en cuanto que 'envió a su Hijo único al mundo, para que vivamos por él' (1 Juan 4, 9). Dios se ha hecho visible: en Jesús podemos ver al Padre (cf. Juan 14, 9). De hecho, Dios es visible de varias maneras. En la historia de amor que relata la Biblia, él viene hacia nosotros, busca ganarnos el corazón, hasta la Última Cena, hasta el momento en que le traspasaron el corazón en la cruz, hasta sus apariciones después de la Resurrección y hasta la gran obras con las que, por la actividad de los apóstoles, guió en su camino a la Iglesia naciente» (Carta encíclica Deus caritas est [Dios es amor], 25 de diciembre de 2005).
Conversación con Cristo: Jesús, tú has revelado el inmenso amor que el Padre tiene por todos los hombres con la última entrega de tu vida. Ayúdame a nunca dudar de tu amor por mí. Ayúdame a responder a tu amor mediante la fidelidad a tu voluntad y la práctica de la caridad exquisita.
Resolución: Rezaré una década del rosario por los misioneros que están predicando el amor de Dios a los demás.