Mark 16:15-18

Jesús se apareció a los Once y les dijo: "Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, se salvará; el que no creyere, será condenado. Estos signos acompañarán a los que crean: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán lenguas nuevas, cogerán en sus manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño, sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. "

Oración introductoria: Señor, renuevo mi fe en el poder de tu palabra. Vengo a ti hoy para escucharte y permitir que me guíes. Renuevo mi confianza en tu misericordia: constantemente me miras a mí y al mundo con amor. Quiero amarte a cambio y llevar a otros a amarte.

Petición: Lléname con el poder de tus buenas nuevas, Señor.

1. El mundo necesita mensajeros de esperanza: Jesucristo es el mensaje que todos necesitan vitalmente. Él es el mensaje de Dios al hombre, el mensaje que dice a las personas que Dios las ama profundamente y les ofrece un camino hacia la verdadera vida y la salvación. Nuestro mundo a menudo busca amor en los lugares equivocados; necesita encontrar en Cristo la respuesta a sus anhelos más profundos. Pero, ¿quién difundirá este mensaje? Aquellos como San Pablo que toman en serio el amor de Cristo y ven que ellos también pueden convertirse en mensajeros de esperanza. ¿Estoy destinado a ser un mensajero de esperanza?

2. Dios actúa poderosamente en aquellos que confían en él: San Pablo ejemplifica lo que Dios puede hacer a través de alguien que confía en él. San Pablo valoró la gracia que Cristo le dio. Puso su vida totalmente en las manos de Cristo y no tuvo miedo de anunciarlo a todos los que encontraba. Aunque Pablo enfrentó muchas dificultades, su trabajo produjo enormes frutos y ayudó a ampliar el número de comunidades cristianas. ¿Creo que Cristo puede obrar a través de mí mientras participo en la Nueva Evangelización? ¿De qué manera puedo confiar más en él?

3. Nuestra oportunidad es ahora: San Pablo y los primeros apóstoles no esperaron a que todas las circunstancias fueran las adecuadas para comenzar la evangelización. Una vez que Cristo había tocado sus vidas, y una vez que les había dado la orden de comenzar, comenzaron de inmediato. La Iglesia nos ha pedido que comencemos de nuevo hoy. Como san Pablo, debemos sentir que nos impulsa el fuego del amor de Cristo (cf. 2 Corintios 5,14). No podemos esperar hasta que las circunstancias sean favorables; debemos hacer todo lo que podamos ahora. Ya hemos experimentado el amor de Cristo. ¿Por qué estamos esperando para compartirlo? ¿Qué me impide una mayor entrega a la obra de evangelización?

Conversación con Cristo: Señor, como san Pablo, me ha tocado tu amor y he oído tu mandato de salir a predicar la buena nueva. Renuevo mi confianza en tu compañía y resuelvo hacer todo lo posible para llevar tu Evangelio a los demás. Por favor, ayúdame a mantener mis ojos en ti.

Resolución: Hoy compartiré un pensamiento del Evangelio o de la enseñanza del Santo Padre con al menos dos personas que encuentre.