Daily Reflection

El camino empinado y espinoso de la verdad

January 10, 2023 | Tuesday
  • Martes de la Primera Semana del Tiempo Ordinario
  • Mark 1:21-28

    Jesús vino a Cafarnaúm con sus seguidores, y en sábado entró en la sinagoga y enseñó. La gente estaba asombrada de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. En su sinagoga había un hombre con un espíritu inmundo; exclamó: “¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Sé quién eres, el Santo de Dios!” Jesús lo reprendió y le dijo: “¡Cállate! ¡Sal de él! El espíritu inmundo lo sacudió y con un gran grito salió de él. Todos estaban asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? Una nueva enseñanza con autoridad. Él manda incluso a los espíritus inmundos y le obedecen”. Su fama se extendió por todas partes por toda la región de Galilea.

    Oración introductoria: Señor, anhelo ponerte primero en mi vida. Es fácil quedar atrapado en las actividades diarias. Pero tú no eres una actividad más: eres mi Señor y mi Dios. Creo en ti, pero sé que necesito creer en ti con más fuerza. Te amo, pero aún debo esforzarme por amarte más de lo que me amo a mí mismo y a mis planes. Deseo ofrecerte lo mejor de mí en este momento en este tiempo de conversación contigo.

    Petición: Señor, que entienda que tú eres la verdad. Que te ame como la Verdad encarnada en mi corazón.

    1. La Verdad y el Bien entretejidos: “Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”. En su encíclica El esplendor de la verdad, el Papa San Juan Pablo II nos recordó el vínculo necesario entre la libertad, la verdad y el bien. Llegó a decir que una comprensión correcta de este vínculo es esencial para la salvación del mundo. Jesús enseñó con autoridad porque él era tanto la Verdad como el Bien. Nuestra libertad consiste en reconocer esto y vivir en consecuencia. ¿Busco sinceramente la verdad en mi vida? ¿Busco sinceramente lo que es verdaderamente bueno, o me estoy conformando de alguna manera a los estándares hedonistas y egoístas del mundo?

    2. Multiplicando Nuestro Bien: “¿Qué tienes tú que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?" Cuando nuestra libertad se niega a reconocer que Jesús es la Verdad y que nuestro mayor bien consiste en amarlo y seguirlo, nos sentimos amenazados. Tratamos de aferrarnos al bien que imaginamos que tenemos aparte de él. No quiere quitarnos el bien que tenemos, sino que quiere aumentarlo y multiplicarlo. Pero para ello debemos dejar morir los bienes menores que ahora tenemos para que los bienes mayores puedan resurgir con fuerza. A menos que la semilla caiga al suelo y muera, seguirá siendo solo una semilla. pero si muere resucita a nueva vida (cf. Juan 12,24).

    3. Las exigencias de la verdad: Todos estaban asombrados y se preguntaban unos a otros: '¿Qué es esto? Una nueva enseñanza con autoridad'”. Hoy vivimos en un mundo relativista, donde la verdad es lo que queramos que sea. “Lo que sea que te haga sentir cómodo” es el lema del día. Nos asombramos cuando Jesús rompe el molde del relativismo, revelando la mentira escondida en él y proclamando que él es la Verdad. Cuando el Evangelio hace demandas en mi vida, ¿cambio hacia el relativismo y creo que no importa cómo respondo o si respondo? Si el Evangelio me hace sentir cómodo, obedeceré, pero si no…. La verdad puede ser exigente, pero es una bendición que, en la persona de Cristo, la verdad también sea amor, misericordia, bondad y alegría. ¿Amo la verdad y me esfuerzo por vivir en la luz?

    Conversación con Cristo: Señor, tú sabes cuán rápido me excuso de cumplir tus demandas para mi vida. Lo hago aun sabiendo que cuando los cumplo, siempre descubro nuevas fuerzas, energía oculta y recursos de amor sin explotar dentro de mí. Ayúdame a entregarme a ti en amor, a satisfacer tus demandas ya experimentar el poder de la gracia desatado dentro de mí.

    Resolución: Hoy le ofreceré a Cristo algo bueno pero no necesario. Al hacer esto, mostraré mi amor por él y creceré en el desapego de mí mismo, para poder estar más abierto al bien que él desea darme.

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