- Memoria de San León Magno, Papa y Doctor de la Iglesia
Luke 17:7-10
Jesús dijo a los apóstoles: "¿Quién de vosotros diría a vuestro esclavo que acaba de volver de arar o de apacentar ovejas en el campo: 'Ven aquí enseguida y toma tu lugar a la mesa'? ¿No le dirías más bien , 'Prepárame la cena, ponte tu delantal y sírveme mientras yo como y bebo; más tarde puedes comer y beber'? ¿Agradeces al esclavo por hacer lo que se te ordenó? Así también tú, cuando hayas hecho todo lo que has se les ordenó hacer, decir: 'Somos esclavos inútiles; ¡hemos hecho solo lo que deberíamos haber hecho!'"
Oración introductoria: ¡ Jesús, creo en ti, mi Señor y mi Creador! Me lo has dado todo y no me debes nada. Me has perdonado todo cuando te debía más de lo que jamás podría pagar. Confío en tu perdón y amor, Señor.
Petición: Jesús, ayúdame a ser agradecido contigo.
1. Actitudes de orgullo: ¿ Con qué frecuencia nos ofendemos por cómo nos tratan los demás, por la falta de gratitud, respeto o aprecio? Por muy justificadas que sean las reacciones de nuestra sensibilidad, lo que está en el fondo de nuestras quejas es el orgullo. Mirando desde mi propia condición de criatura rota, no puedo evitar verme más de lo que soy y esperar más respeto de todos, incluido Dios. Sin embargo, ante Dios no soy más que una criatura pobre, diminuta y dependiente. De él recibo todo lo que soy y necesito. ¿Cómo puedo exigirle nada? Peor aún, ¿cómo puedo quejarme cuando reconozco que soy un pecador desagradecido que ha negado los derechos y el amor de mi Creador?
2. La Relación Fundamental: Nuestra cultura se ha convertido en una de “derechos”. Nos vemos a nosotros mismos como poseedores de derechos – “solo” expectativas –, y esperamos que se nos deba mucho. Así vemos hijos exigiendo lo que quieren, esposos esperando que se respeten sus preferencias y la creencia de que el gobierno debe proveernos de todo. Dios también es lanzado a la refriega, de modo que él también debe librar según nuestra actitud de niños mimados. Lo que olvidamos es que todo lo hemos recibido de Dios y le debemos todo. La imagen de Jesús del esclavo y el amo no es solo una metáfora. Aunque su don gratuito y generoso de la redención nos eleva al nivel de hijos y amigos, nada nos debe. Nuestra relación fundamental con Dios debe ser la de una criatura agradecida con un creador amoroso. Debemos empezar por ahí.
3. Actitudes humildes: Lejos de pedirnos que actuemos como “esclavos inútiles”, Jesús quiere liberarnos de la soberbia que esclaviza. Las virtudes del servicio, la gratitud, el honor y la obediencia pueden no ser populares hoy en día, pero siempre reflejan el corazón de un hijo de Dios. Jesús abrazó todas estas virtudes y las actitudes de humildad que requieren. Mi primer deber en la vida es servir y obedecer a Dios. Mi deber de gratitud no puede agotarse nunca, porque él me da tantos dones –la vida, la fe, la familia, etc.–, y me lleva a un amor que es entregarse a sí mismo en lugar de exigir mis derechos ante Dios y los demás.
Conversación con Cristo: Querido Señor Jesús, ayúdame a abrazar mi condición de criatura con humilde sencillez. Abre mi mente y mi corazón a las muchas e interminables expresiones de tu generoso amor. Enséñame una gratitud que piense más en ti que en mí.
Resolución: Rezaré por la gracia de mostrar gratitud a Dios en mis actividades diarias, esforzándome para que estos actos de gratitud ocurran.