Daily Reflection

Hacer caso o silenciar la conciencia

August 5, 2023 | Saturday
  • Sábado de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
  • Matthew 14:1-12

    Herodes el tetrarca oyó hablar de la reputación de Jesús y dijo a sus sirvientes: "Este hombre es Juan el Bautista. Ha resucitado de entre los muertos; por eso grandes poderes actúan en él". Ahora bien, Herodes había arrestado a Juan, lo había atado y lo había puesto en la cárcel a causa de Herodías, la esposa de su hermano Felipe, porque Juan le había dicho: "No te es lícito tenerla". Aunque quería matarlo, temía a la gente, porque lo consideraban un profeta. Pero en una celebración de cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías realizó un baile ante los invitados y deleitó tanto a Herodes que juró darle todo lo que ella pidiera. Impulsada por su madre, dijo: "Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista". El rey estaba angustiado, pero a causa de sus juramentos y de los invitados que estaban presentes, ordenó que se le diera, e hizo decapitar a Juan en la prisión. Su cabeza fue traída en un plato y entregada a la niña, quien se la llevó a su madre. Vinieron sus discípulos y se llevaron el cadáver y lo sepultaron; y fueron y se lo dijeron a Jesús.

    Oración introductoria: Señor, creo que me buscas. Estás listo para venir a mí en este momento de oración. Quieres ayudarme a ver tu amor y dónde puedo crecer para ser más como tú. Gracias por su paciencia y bondad conmigo. Quiero entregarme totalmente a ti.

    Petición: Señor, ayúdame a escuchar tu voz más claramente hoy.

    1. Una voz inquietante: Juan el Bautista había sido enviado para preparar el camino a Cristo. Fue testigo de la santidad de Dios. Trató de despertar el sentido del pecado y la necesidad del arrepentimiento. Hablaba claro y no le tenía miedo a nadie. A veces la voz de Dios en mi conciencia puede ser molesta, como lo fue la voz de Juan para Herodes. Sin embargo, un claro recordatorio de lo que está bien y lo que está mal es un acto de misericordia de Dios. Él nos está dando la oportunidad de despertar de nuestro letargo y darnos cuenta de que nuestras almas inmortales están en juego. Debo agradecer a Dios cuando mi conciencia me recuerda las cosas que necesito cambiar en mi vida.

    2. ¿Qué tiene de malo un poco de entretenimiento? No tiene nada de malo tener celebraciones en nuestra vida y momentos de alegría y relajación. La vida de un cristiano es rica en momentos de felicidad. Pero, como en el caso de la fiesta de cumpleaños de Herodes, existe el peligro de buscar entretenimiento y esparcimiento en actividades o pasatiempos que pueden simplemente manipular nuestras pasiones, debilitar nuestra moral y ofender profundamente a Dios. Si no podemos elegir sabiamente nuestro entretenimiento, podemos terminar desperdiciando la riqueza de nuestra herencia espiritual por emociones baratas. Herodes termina siendo un asesino en lugar de un buen rey. Sus pasiones desenfrenadas de sensualidad y respeto humano lo hacen usar su poder para destruir en lugar de proteger. Debo recordar que incluso en los momentos de relajación tengo la responsabilidad de proteger y fomentar mi identidad cristiana. Debo buscar pasatiempos saludables donde pueda compartir la alegría de la vida cristiana con mis amigos y familiares.

    3. La proverbial segunda oportunidad: cuando Herodes oye hablar de Jesús, le duele la conciencia. Sabía que había matado a un hombre de Dios. En algún lugar de su corazón sabía que Dios tendría la última palabra. La presencia de Cristo es una gracia adicional que el Padre ofrece a Herodes para que se convierta. Desgraciadamente es una gracia que Herodes no aprovechará, como no aprovechó la presencia de Juan Bautista. En mi propia vida, ¿cuántas veces tiene el Padre que recordarme mi llamado a la santidad? ¿Me doy cuenta de cuánta misericordia ya me ha mostrado el Señor? ¿Qué es lo que todavía le estoy ocultando? Hoy buscaré una conversión profunda de corazón en esa área donde sé que todavía me he estado reteniendo de Dios.

    Conversación con Cristo: Señor, gracias por iluminar mi conciencia con tu Evangelio. Ayúdame a ver dónde me he vuelto sordo o insensible al llamado de tus enseñanzas. Quiero que tu gracia triunfe en mi vida. Ayúdame a ser valiente para cambiar lo que te ofende y vivir una vida de autenticidad cristiana.

    Resolución: Recibiré el sacramento de la reconciliación hoy y también invitaré a alguien más a recibirlo.

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