Daily Reflection

La escuela de oracion

June 20, 2019 | Thursday

Father Walter Schu, LC

  • Jueves de la undécima semana en tiempo ordinario
  • Matthew 6: 7-15

    Jesús dijo a sus discípulos: "Al orar, no balbuces como los paganos, que piensan que serán escuchados por sus muchas palabras. No seas como ellos. Tu padre sabe lo que necesitas antes de que le preguntes. Así es como debes orar: "Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, y perdona nuestras ofensas, como perdonamos a los que nos ofenden, y no nos llevamos a la tentación, sino que nos liberan del mal. Si perdonas a otros sus transgresiones, tu Padre celestial te perdonará, pero si no perdonas a otros, tampoco tu Padre perdonará tus transgresiones ".

    Oración introductoria: Señor, yo creo en ti. Creo que me amas, que estás cerca de mí y que estarás caminando conmigo todo este día. Confío en ti, Señor. Confío en ti más de lo que confío en mí mismo porque eres infinitamente bueno y todo poderoso. Te amo jesus. Te amo porque moriste en la cruz por mí, para salvarme.

    Petición: Señor, enséñame a orar.

    1. Confianza absoluta en la providencia de Dios: “Tu padre sabe lo que necesitas antes de preguntarle”. Las palabras de Cristo son una fuente inagotable de consuelo y esperanza, ya que nos animan a acudir constantemente a nuestro Padre en oración. "La verdadera piedad no es tanto una cuestión de la cantidad de palabras como de la frecuencia y el amor con que un cristiano se vuelve hacia Dios en todos los eventos, grandes o pequeños, de su día" ( San Mateo , la Biblia de Navarra, p. 72). Pero si nuestro Padre ya conoce nuestras necesidades, ¿por qué deberíamos presentarlas a él en oración? San Agustín nos asegura que mientras oramos, Dios está moldeando nuestro corazón y alma para que estemos preparados para recibir las cosas buenas que desea darnos en respuesta a nuestras oraciones.

    2. La oración perfecta: San Agustín afirma que la oración del Señor es tan perfecta que resume en pocas palabras todo lo que el hombre necesita pedirle a Dios (cf. Sermón, 56). "Por lo general, se considera que se compone de una invocación y siete peticiones: tres relacionadas con la alabanza de Dios y cuatro con las necesidades de los hombres" ( San Mateo , La Biblia de Navarra, pág. 72). Las dos primeras peticiones, para que el nombre de Dios sea santificado entre todas las personas, y para que venga su Reino, deben tocarnos en la profundidad de nuestro ser. Estamos llamados a ser apóstoles de ese Reino, a difundir el amor por Cristo entre nuestros semejantes. Nuestro celo apostólico debe ser encendido cada vez que pronunciamos esas palabras de la Oración del Señor. Pedir que se haga la voluntad de Dios significa que buscamos conformarnos con su voluntad en todos nuestros pensamientos y acciones.

    3. Nuestras necesidades espirituales y humanas: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Aunque trabajamos para ganar nuestro pan de cada día con el sudor de nuestra frente, todavía es un regalo de Dios. Solo pedimos lo que necesitamos cada día. Los Padres de la Iglesia también ven en esta petición una solicitud para la Eucaristía, el Pan de la Vida. Nos esforzamos por vivir para ser dignos de recibir la Eucaristía cada día. Entonces, Cristo nos instruye que cuando le pedimos perdón a Dios, nosotros también debemos estar dispuestos a perdonar a los demás de la misma manera que nuestro Padre nos perdona. ¿Vivo plenamente esta enseñanza en mi vida como seguidor de Cristo? Finalmente, pedimos que nos liberemos de la tentación que está más allá de nuestra fuerza y que nos liberemos del mal, o del maligno. El Padre es mucho más poderoso que cualquier tentación que el diablo pueda enviar contra nosotros. ¡Con qué confianza y confianza nos pide Cristo que concluyamos el "Padre Nuestro!"

    Conversación con Cristo: Gracias, Señor, por enseñarnos a orar. Gracias por la confianza y la confianza en nuestro Padre que sus palabras inspiran. Ayúdame, para que las palabras de tu oración estén siempre en mis labios y en mi corazón.

    Resolución: Rezaré al "Padre Nuestro" como coloquio con Dios en diferentes momentos durante el día.

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