- Miércoles de la Tercera Semana de Cuaresma
Matthew 5:17-19
Jesús dijo a sus discípulos: “No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas. No he venido a abolir sino a cumplir. En verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni la letra más pequeña ni la parte más pequeña de una letra pasará de la ley, hasta que todo haya sucedido. Por tanto, cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños y enseñe a otros a hacerlo, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos. Pero el que obedezca y enseñe estos mandamientos, será llamado el mayor en el reino de los cielos”.
Oración introductoria: Señor, mientras camino por la Cuaresma tengo un gran deseo de estar cerca de ti. Sé que soy tu criatura y que te debo toda gloria y homenaje. Quiero glorificarte siguiendo tu enseñanza. Necesito que me ayudes a ver claramente la verdad de tus enseñanzas y amarte a cambio. Aquí estoy Señor, hambriento solo de ti. Sé que no me rechazarás con las manos vacías.
Petición: Señor, enséñame lo que significa cumplir la ley.
1. El Espíritu cumple la mera letra: Podemos hablar de cumplir la ley de dos maneras: haciendo todo lo que se pide o completando lo que falta. Jesús completa la ley del Antiguo Testamento con la nueva ley del amor: amarnos unos a otros como él nos ha amado. Jesús cumple la ley no simplemente cumpliendo cada uno de los muchos preceptos, sino mostrando dónde tienen su fin todos los preceptos: en amar a Dios sobre todas las cosas. Cuando obedecemos la ley del amor, estamos cumpliendo todas las leyes, las estamos llevando a su fin natural.
2. La nueva ley que todo lo abarca: La ley del amor llega hasta los confines de la tierra. No hay ser creado en el universo que esté fuera de la ley del amor que Jesús ha venido a enseñarnos. No hay ser, ni siquiera el más pequeño, que escape a la exigencia de esta ley. Cuando Jesús usa la metáfora, “la letra más pequeña o la parte más pequeña de una letra”, nos está mostrando la plenitud de esta ley. El amor y sus exigencias llegan hasta los confines del universo, hasta el más pequeño ser creado y hasta el fin de los tiempos. ¿Estoy convencido en mi corazón y en mis acciones de que la ley del amor me pide amar a todas las personas, no solo a mi familia, amigos y aquellos que me rozan de la manera correcta?
3. Buscar la perfección: Los mandamientos de la antigua ley como se ejemplifican en los Diez Mandamientos (p. ej., no matarás, no cometerás adulterio, etc.) son transgresiones graves pero fáciles de definir, ya que se refieren a acciones externas. Los mandamientos de Cristo (por ejemplo, no mostrar ira, no codiciar en el corazón, perdonar a nuestros enemigos, etc.) tienen expresiones más sutiles, y por eso muchas veces son más difíciles de obedecer. Vivir estos mandamientos con la debida motivación y una actitud considerada y dedicada es lo que hace grande a una persona. Tener el amor como la motivación de todas nuestras acciones no solo nos ayuda a llegar al cielo, sino que también nos hará ganar una mayor participación en la felicidad y la gloria de Dios allí.
Conversación con Cristo: Gracias, Señor, por este tiempo de oración. No me dejéis contentar simplemente con hacer lo mínimo que me pide mi fe. No me dejes contentar simplemente con evitar el pecado grave. Ayúdame a vivir la plenitud de la ley de la caridad. Quiero que esta Cuaresma sea un tiempo de crecimiento en el amor.
Resolución: Cuando esté obedeciendo las leyes de la Iglesia, me detendré a reflexionar cómo encajan en la ley mayor del amor.