- Sábado de la quinta semana de Pascua
John 15:18-21
Hechos 16:1-10
Salmo 100:1b-2, 3, 5
Juan 15:18-21
Jesús dijo a sus discípulos:
“Si el mundo te odia, recuerda que me odió a mí primero.
Si fueras del mundo, el mundo amaría lo suyo;
pero como no sois del mundo,
y yo os he escogido del mundo,
El mundo te odia.
Acordaos de la palabra que os he hablado,
Ningún esclavo es mayor que su amo.
Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros.
Si cumplieron mi palabra, también cumplirán la tuya.
Y os harán todas estas cosas por causa de mi nombre,
porque no conocen al que me envió.”
Oración inicial: Señor Dios, estoy en el mundo que creaste, pero este no es mi verdadero hogar. Soy un peregrino y un peregrino en un viaje que dura toda la vida hacia tu casa, donde tu Hijo me ha preparado una morada. Alza mi mirada hacia mi hogar celestial. No permitas que me desanime en el camino, sino lléname de esperanza en tu promesa.
Encuentro con la Palabra de Dios
1. Odiados por el mundo: A lo largo del discurso de la Última Cena, Jesús habló de las bendiciones y maldiciones del Nuevo Pacto. Al guardar los mandamientos, tenemos la bendición de permanecer en la comunidad divina de amor. Sin embargo, si no los guardamos, permanecemos en el amor de Jesús y damos fruto, seremos arrojados al fuego (Juan 15:6-10). El Nuevo Pacto transforma las maldiciones del Antiguo Pacto en bendiciones. En el Sermón del Monte, Jesús prometió: «Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mateo 5:10). Este mismo principio se refleja en el Evangelio de hoy. Como amigos de Jesús e hijos adoptivos del Padre, seremos odiados por el mundo, pues estamos en él, pero no pertenecemos a él.
2. Perseguido por el mundo: En la Última Cena, Jesús no les pidió a sus discípulos que sufrieran más que él ni que hicieran algo que él no hizo. Era santo e inocente, y aun así fue crucificado. Cuando sanó y expulsó demonios, fue acusado de colaborar con el diablo. Cuando declaró su identidad como Hijo de Dios, fue condenado a muerte por blasfemia. Cuando resucitó a su amigo Lázaro, las autoridades religiosas conspiraron para matarlo. Siguió haciendo el bien, y aun así fue rechazado por muchos. Podemos esperar el mismo trato. De esta manera, sufriremos con Jesús, nuestro amigo y hermano.
3. Amados por Dios: El Nuevo Pacto no solo promete bendición, sino que también nos capacita para alcanzarla. Aunque el mundo nos odia y nos persigue por no vivir conforme a sus caminos pecaminosos, Dios nos ama y nos cuida por vivir conforme a sus normas y a nuestra condición de hijos y amigos de su Hijo. El amor de Dios, el Espíritu de Verdad, ha sido derramado en nuestros corazones mediante las aguas del Bautismo. Este don divino... El amor supera todo amor humano. El amor humano suele estar marcado por gustos y disgustos. Decimos cosas como "Me encanta el helado" y fácilmente podemos equiparar el amor con lo que nos complace. El amor divino es diferente. No es una reacción al placer, sino un acto de entrega. El amor divino, derramado en nuestros corazones, nos permite sacrificarnos por el bien de los demás de maneras sobrenaturales. El amor humano suele estar motivado por lo que obtengo de la relación. El amor divino está motivado, por así decirlo, por lo que el amante puede dar para que su amado florezca.
Conversando con Cristo: Señor Jesús, como hijo de Dios, soportaré la persecución y sufriré por el Evangelio. Tú conoces los límites de mis fuerzas. Confío plenamente en que me acompañarás, en que tu Padre me cuidará y en que tu Espíritu me guiará.
Viviendo la Palabra de Dios: ¿Cómo he estado escuchando al Espíritu últimamente? ¿Qué me pide el Espíritu que haga? ¿Dónde estoy llamado a ser testigo de la Buena Nueva de nuestra salvación? ¿Cómo estoy promoviendo y proclamando las enseñanzas de Jesús y la Iglesia? ¿Cómo puedo mejorar?