- Primer domingo de Cuaresma
Mark 1:12-15
El Espíritu expulsó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto durante 40 días, tentado por Satanás. Estaba entre fieras, y los ángeles le servían. Después de que Juan fue arrestado, Jesús vino a Galilea proclamando el Evangelio de Dios: "Este es el tiempo del cumplimiento. El reino de Dios se ha acercado. Convertíos, y creed en el Evangelio".
Oración introductoria: Señor Jesús, creo que me estás guiando y que cuando me desvío es porque te quito los ojos y dejo de seguirte. Sé que nunca me abandonarás. Gracias por tu amor incondicional y restaurador. Pongo toda mi confianza en ti, y anhelo amarte a cambio con toda mi mente, corazón, alma y fuerza.
Petición: Señor Jesús, ayúdame a ser firme en los momentos de tentación.
1. El papel de la tentación La vida pública de Jesús comienza con un duelo con Satanás: Antes de hacer cualquier milagro, antes de hablar de cualquier parábola, antes de reunir a cualquier discípulo, el Señor aclara cuál es su vida y su misión: es destruir las obras del diablo y establecer el reino de la gracia. Para ello, Jesús se enfrenta al arma más grande de Satanás contra la persona humana: la tentación. Satanás seduce al espíritu humano a una vida de pecado, lo que implica centrarse en uno mismo. Jesús se encuentra con el diablo en su propio terreno y, ante la tentación misteriosa, permanece centrado en el Padre y en su voluntad. La tentación juega un papel importante en el plan de redención. Nos ayuda a definirnos: orientar nuestra vida hacia Dios abrazando la gracia o hacia el pecado volviéndose hacia uno mismo.
2. Bestias salvajes y ángeles: Llevamos dentro de nosotros el potencial de convertirnos en santos o pecadores. El destino de nadie está predeterminado. Incluso los ángeles tuvieron que hacer una elección libre entre el bien o el mal y, mediante esta elección, forjar sus destinos personales. El amor y la entrega de los ángeles que eligieron el bien los convirtió en instrumentos fieles de la voluntad y el plan de Dios. El vicioso egocentrismo de los demonios los convirtió en bestias voraces que buscaban sin cesar a alguien a quien devorar. Nuestra persona y nuestras elecciones más íntimas, más secretas, forman parte de esta lucha cósmica y permanente entre el bien y el mal. La hora de la tentación es la hora tanto de la elección como de la decisión. Cuanto más fuerte sea la tentación, más fuerte debe ser la decisión. Una elección repetida por una buena decisión hace del bien un hábito. Muchos buenos hábitos construyen un buen carácter. Un buen carácter, abierto a la gracia de Dios, es santidad.
3. Necesitamos tomar una posición: aquí y ahora La aparición de Cristo en Galilea estuvo marcada por un llamado a la decisión. Nadie permanece indiferente ante Jesucristo; nadie escucha su mensaje sin algún tipo de decisión posterior. Jesús llama a todos los hombres y mujeres a su reino, y este llamado lleva constantemente a las personas a elegir entre acercarse cada vez más a él o alejarse más. El mejor momento para elegir siempre es ahora, y el mejor lugar siempre es aquí. ¿Si no es ahora, cuando? Si no es aquí, ¿entonces dónde?
Conversación con Cristo: Señor Jesús, quiero elegirte siempre, pero sé que soy débil. Por favor, dame fuerzas en mi hora de tentación. Por favor, mantenme firme e inflama mi corazón con amor para que te elija a ti y a tus caminos aunque sea costoso. Que las tentaciones que venza se conviertan en peldaños para una vida santa.
Resolución: Estaré atento hoy a las formas sutiles en las que estoy tentado a centrar mi vida en torno a mí mismo. Cuando vienen estas tentaciones, me comprometo firmemente a seguir a Cristo en lugar de seguir mi propio camino egoísta.