- Memorial de San Antonio Abad
Mark 2:1-12
Hebreos 4:1-5, 11
Salmo 78:3 y 4bc, 6c-7, 8
Marcos 2:1-12
Cuando Jesús regresó a Capernaúm después de algunos días,
Se supo que estaba en casa.
Se juntaron tantos que ya no había lugar para ellos,
Ni siquiera alrededor de la puerta,
y les predicó la palabra.
Vinieron a traerle un paralítico llevado por cuatro hombres.
No poder acercarse a Jesús debido a la multitud,
Abrieron el techo encima de él.
Después de que se abrieron paso,
bajaron la camilla en la que yacía el paralítico.
Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo:
“Hijo, tus pecados te son perdonados.”
Estaban allí sentados algunos escribas que se preguntaban:
“¿Por qué habla así este hombre? Está blasfemando”.
¿Quién sino sólo Dios puede perdonar los pecados?
Jesús inmediatamente supo en su mente lo que
Estaban pensando para sí mismos,
Entonces él dijo: “¿Por qué pensáis tales cosas en vuestros corazones?
¿Qué es más fácil, decir al paralítico:
'Tus pecados te son perdonados'
¿O decirle: «Levántate, toma tu camilla y anda»?
Pero para que sepáis
que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar pecados en la tierra”
–dijo al paralítico:
“A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
Se levantó, tomó inmediatamente su camilla,
y se fue a la vista de todos.
Todos estaban asombrados
y glorificó a Dios, diciendo: «Jamás hemos visto cosa semejante».
Oración inicial: Señor Dios, permíteme experimentar de nuevo la novedad de lo que has hecho al enviar a tu Hijo al mundo. No permitas que dé por descontada la gracia recibida en el bautismo, ni que sea indiferente a la comunión que experimento contigo en la Eucaristía.
Encuentro con la Palabra de Dios
1. El primer conflicto: Capítulo dos in El Evangelio de Marcos señala un cambio en la narración. Se presentan los “malos”, por así decirlo. El capítulo uno narraba con gran entusiasmo un éxito tras otro. Jesús enseñaba, sanaba y exorcizaba demonios y la gente le respondía con fe en su autoridad y poder. Hoy, escuchamos de la primera oposición a Jesús y su ministerio. Jesús regresó a Capernaúm, a la casa de Simón y Andrés, después de haber viajado por toda Galilea, haber predicado en las sinagogas y haber expulsado demonios. Muchos se reunieron en la casa de Capernaúm y sus alrededores para escuchar la predicación de Jesús. Cuatro hombres trajeron a un paralítico ante Jesús y tuvieron que romper el techo de la casa para llegar hasta él. Al ver la fe de los cuatro hombres, Jesús responde primero no sanando la parálisis física sino perdonando la parálisis espiritual causada por el pecado.
2. La autoridad del Hijo del Hombre: En lugar de creer en Jesús como los cuatro hombres, los escribas inmediatamente comienzan a pensar que Jesús está blasfemando. Saben que sólo Dios tiene el poder de perdonar los pecados. Y si Jesús afirma que puede hacer lo que sólo Dios puede hacer, entonces implícitamente está afirmando ser Dios. Marcos nos deja saber no sólo que Jesús es divino por su poder sobre la enfermedad y los demonios, sino también porque Jesús conoce los pensamientos internos de quienes lo rodean. Sólo Dios conoce el corazón humano, y Jesús manifiesta este mismo conocimiento. Jesús entonces realiza el milagro de la curación para demostrar que posee la autoridad divina para perdonar los pecados. Cuando Jesús dice: “Tus pecados te son perdonados”, esto no es sólo una palabrería o una afirmación falsa. Si Jesús puede perdonar la parálisis física, entonces es una señal de que puede perdonar la parálisis espiritual e incluso dar este poder de perdonar los pecados a sus apóstoles, los sucesores de los apóstoles y los colaboradores sacerdotales de estos sucesores.
3. Entrar en el descanso de Dios: La Carta a los Hebreos continúa trazando un paralelo entre la historia del Éxodo y nuestra historia como cristianos. El autor señala que la promesa de entrar en el descanso de Dios permanece. El pueblo de la generación del Éxodo no disfrutó del descanso físico ofrecido en la tierra prometida. Incluso cuando entraron en la tierra bajo el liderazgo de Josué, todavía tuvieron que luchar contra los pueblos paganos que habitaban la tierra. Solo bajo David, quien terminó la conquista de Canaán, y Salomón, quien construyó el Templo, el pueblo experimentó un cumplimiento parcial del disfrute del descanso divino. Sin embargo, este período de paz duró poco. Solo a través de Jesús, quien es el Nuevo Moisés, el Nuevo Josué, el Nuevo David y el Nuevo Salomón, podemos entrar en el descanso divino. Lo hacemos por medio de la fe: “Porque los que hemos creído entramos en ese descanso” (Hebreos 4:3). La fe y el amor obediente van de la mano. El pueblo de Israel recibió la Buena Nueva de la salvación, pero no entró en el descanso divino “por su desobediencia”. En estos últimos tiempos, se nos anima a escuchar y prestar atención a la voz de Dios y a no endurecer nuestros corazones. En última instancia, Josué no pudo darle al pueblo el descanso divino prometido, y “aún queda un descanso sabático para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Podemos, por medio de Jesús, disfrutar de ese descanso, especialmente en el Día del Señor, que es una participación y una anticipación del descanso eterno en la Tierra Prometida celestial.
Conversación con Cristo: Señor Jesús, llévame a la Tierra Prometida celestial para que pueda probar el fruto del Árbol de la Vida y experimentar el poder purificador de tu gracia misericordiosa. Concédeme participar de la vida divina y del descanso que me prometes.
Vivir la Palabra de Dios: ¿Soy como los escribas, que en vez de ver el bien que hacen los demás, critican constantemente y tienden a buscar lo negativo para derribar a los demás? ¿Cómo puedo imitar a los cuatro hombres que llevan al paralítico a Jesús a pesar de los obstáculos? ¿Quiénes son los que sufren parálisis espiritual en mi vida? ¿Cómo puedo ayudarlos mejor?