Daily Reflection

Arrepentimiento, justicia y reconciliación

February 23, 2024 | Friday
  • Viernes de la Primera Semana de Cuaresma
  • Matthew 5:20-26

    Ezequiel 18:21-28

    Salmo 130:1-2, 3-4, 5-7a, 7bc-8

    Mateo 5:20-26

    Jesús dijo a sus discípulos:

    "Te digo,

    a menos que vuestra justicia supere eso

    de los escribas y fariseos,

    no entraréis en el Reino de los cielos.

    “Oísteis que fue dicho a vuestros antepasados:

    No matarás; y el que matare será reo de juicio.

    Pero yo os digo que el que se enoja con su hermano

    estará sujeto a juicio,

    y quien le diga a su hermano Raqa :

    será responsable ante el Sanedrín,

    y cualquiera que diga: "Necio", será condenado al infierno de fuego.

    Por tanto, si llevas tu ofrenda al altar,

    y ahí recuerdas que tu hermano

    tiene algo contra ti,

    deja tu ofrenda allí en el altar,

    ve primero y reconcíliate con tu hermano,

    y luego ven y ofrece tu regalo.

    Llega a un acuerdo con tu oponente rápidamente mientras te diriges a la cancha.

    De lo contrario, tu oponente te entregará al juez,

    y el juez te entregará a la guardia,

    y seréis echados en la cárcel.

    Amén, os digo,

    No te liberarán hasta que hayas pagado el último centavo”.

    Oración inicial: Señor Dios, concédeme hoy tu gracia para que pueda compartir tu justicia. No me dejes romper la comunión contigo. Quiero vivir en tu amor y ser tu hijo fiel.

    Encuentro con la Palabra de Dios

    1. Arrepentimiento individual: Mientras que el Libro de Levítico da pautas para un arrepentimiento anual por parte de la comunidad de Israel, el profeta Ezequiel habla de la necesidad del arrepentimiento individual y la conversión del pecado. El pecador puede convertirse al bien así como el justo puede convertirse al mal. Dios, enseña Ezequiel, no se regocija cuando los malvados mueren en su pecado. Más bien, ¡Dios se regocija cuando una persona se aleja del pecado y comienza a disfrutar de una nueva vida! Este mensaje de Ezequiel nos llena de esperanza. Nuestros pecados pasados, una vez que Dios los perdona, no son motivo de desesperación. Si Dios tuviera en cuenta todos nuestros pecados pasados, entonces el salmista pregunta con razón: “¿Quién podrá estar delante del Señor?” Es sólo a través de lo divino paragenerosidad, lavándonos en la Sangre del Cordero, para que podamos presentarnos ante Dios en el Templo celestial. ¡Con el Señor hay verdadera redención y misericordia!

    2. Verdadera Justicia: En el Evangelio, Jesús nos enseña que ha venido a llamar a los pecadores. El mensaje de Jesús llega a oídos de quienes humildemente reconocen su necesidad de Dios. Sin embargo, su mensaje también cae en oídos sordos de los fariseos que se creen justos por las obras que realizan. Los escribas y fariseos, sin saberlo, confiaron en el cumplimiento externo y detallado de la Ley de Moisés. Sin embargo, olvidaron el corazón de la Ley de Dios: que la verdadera santidad y justicia están ligadas al amor a Dios y al prójimo. Por eso Jesús exhorta a sus discípulos a superar la justicia de los escribas y fariseos. La condición para entrar en el Reino no es el cumplimiento externo y farisaico de la Ley de Moisés, sino la sencillez y la humildad infantiles, el arrepentimiento del pecado y la verdadera justicia basada en la colaboración con la gracia que Cristo nos merece.

    3. Reconciliación: La exhortación de Jesús a la verdadera justicia es seguida por el mandato de reconciliarnos con aquellos a quienes hemos ofendido. De esta manera, Jesús cumple el Quinto Mandamiento y muestra que excluye estar enojado con los demás, juzgar a los demás y expresar nuestro enojo llamando a alguien idiota o tonto. La paz, y no la ira, es el camino hacia la santidad. La ira injusta destruye las relaciones; la paz auténtica los fortalece. Tanto Ezequiel como Mateo nos invitan hoy a reconciliarnos con Dios, a alejarnos del pecado y a reconciliarnos con nuestros hermanos y hermanas.

    Conversando con Cristo: Señor Jesús, ayúdame a vivir con rectitud. Esto es posible porque Tú mereciste la gracia para nosotros. Tu gracia es poderosa y me lleva a compartir tu vida divina. ¡Concédeme tu gracia hoy!

    Resolución: ¿Hay alguien en mi círculo familiar o de amigos con quien deba reconciliarme? ¿Qué pasos puedo dar hacia esta reconciliación?

    © 2024. EPRIEST, Inc. All rights reserved.

At ePriest, we are dedicated to supporting Catholic priests as they serve their people and build up the Church.

We invite you to explore our resources to help your own ministry flourish!

Sign Up Now