- Sábado después del Miércoles de Ceniza
Luke 5:27-32
Isaías 58:9b-14
Salmo 86:1-2, 3-4, 5-6
Lucas 5:27-32
Jesús vio a un recaudador de impuestos llamado Leví sentado en el puesto de aduanas.
Él le dijo: "Sígueme".
Y dejándolo todo atrás, se levantó y lo siguió.
Entonces Leví le ofreció un gran banquete en su casa,
y una gran multitud de recaudadores de impuestos
y otros estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y sus escribas se quejaron ante sus discípulos, diciendo:
“¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?”
Jesús les respondió:
“Los sanos no necesitan médico, pero los enfermos sí.
No he venido a llamar a justos al arrepentimiento sino a pecadores”.
Oración inicial: Señor Dios, me has dado este tiempo sagrado para encontrarte. Llévame al silencio del desierto para que pueda escuchar tu voz con mayor claridad. Concédeme la gracia de responderte con amor con todo mi corazón, alma, fuerzas y mente.
Encuentro con la Palabra de Dios
1. Respondiendo al llamado de Isaías: La primera lectura de Isaías toca algunas de las cosas que debemos dejar atrás. Estos incluyen cosas como buscarnos a nosotros mismos, hacer acusaciones falsas y participar en discursos maliciosos. No podemos seguir a Cristo si nos concentramos únicamente en seguir nuestros propios caminos separados de Dios. No podemos vivir en la Verdad si estamos llenos de falsedad. No podemos disfrutar de las bendiciones divinas si nuestro corazón está lleno de malicia. La Primera Lectura también habla de tener a Dios en nuestras vidas. Cuando tengamos a Dios, la luz vencerá la oscuridad. El Señor nos guiará. Él renovará nuestras fuerzas. Él nos alimentará. Todo esto tiene que ver con la gracia divina. La gracia nos ilumina a través de la fe. A través de la gracia, el Señor nos da poder para caminar por el camino que conduce al cielo. La gracia nos purifica, nos restaura y nos fortalece. Y, en la Eucaristía, se nos da el alimento espiritual que necesitamos para el camino.
2. Respondiendo al llamado de Cristo: En el Evangelio, la respuesta de Leví al llamado de Cristo es un modelo para que imitemos esta Cuaresma. Levi está involucrado y ocupado con los asuntos del mundo. Sin embargo, escucha la voz de Jesucristo que dice: “Sígueme”. Este es el corazón de toda vocación cristiana: dejar atrás las cosas de este mundo, responder al llamado de Dios, seguir a Jesucristo y servir al pueblo de Dios.
3. El Médico Divino: Jesús se compara con un médico que cura a los enfermos. En su ministerio público, Jesús curó a menudo enfermedades físicas. Pero esta era una señal que apuntaba a algo mayor. Jesús quiere sanar la enfermedad espiritual causada por el pecado. Cuando Jesús dice que los justos no necesitan arrepentirse, es importante recordar que sólo somos hechos justos por la gracia de Dios. Y así, tanto los pecadores como los justos necesitan a Jesús, pero de diferentes maneras. Los pecadores necesitan arrepentirse del pecado y de Jesús, el divine médico, para curarlos y restaurarlos con su gracia. Los justos necesitan perseverar en la justicia y que Jesús los sostenga, los guíe, los nutra y los ayude a florecer con su gracia.
Conversando con Cristo: Señor Jesús, tú me llamas, como Leví, a seguirte. Ayúdame a discernir hoy lo que esto significa. Ayúdame a saber qué tengo que dejar atrás y qué tengo que abrazar. Fortalece mi corazón con tu gracia para que pueda alejarme de lo que me impide seguirte.
Resolución: La tarea de dejar atrás el mundo y vivir según la voluntad de Dios no es algo que logremos por nuestra cuenta. Jesús nos recuerda esto, diciéndoles a los fariseos y escribas que ha venido por los enfermos, por los que se dejan curar y por los pecadores que buscan arrepentirse y volver su vida hacia Dios. ¿Qué es lo que yo, fortalecido por la gracia de Dios, necesito dejar atrás?