- Miércoles de ceniza
Matthew 6:1-6, 16-18
Joel 2:12-18
Salmo 51:3-4, 5-6ab, 12-13, 14-17
2 Corintios 5:20-6:2
Mateo 6:1-6, 16-18
Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuídense de no hacer obras de justicia
para que la gente pueda verlos;
de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
Cuando das limosna,
no toquéis trompeta delante de vosotros,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles
para ganarse los elogios de los demás.
Amén, os digo,
han recibido su recompensa.
Pero cuando das limosna,
que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha,
para que tu limosna sea en secreto.
Y vuestro Padre que ve en secreto os lo pagará.
“Cuando oras,
no seas como los hipócritas,
a quienes les encanta estar de pie y orar en las sinagogas y en las esquinas
para que otros puedan verlos.
Amén, os digo,
han recibido su recompensa.
Pero cuando ores, ve a tu aposento interior,
Cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto.
Y vuestro Padre que ve en secreto os lo pagará.
“Cuando ayunas,
no luzcas sombríos como los hipócritas.
Descuidan su apariencia,
para que a los demás les parezca que están ayunando.
En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Pero cuando ayunas,
unge tu cabeza y lava tu rostro,
para que no parezca que ayunáis,
excepto a vuestro Padre que está escondido.
Y vuestro Padre, que ve lo oculto, os lo pagará”.
Oración inicial: Señor Dios, me ofreces este tiempo sagrado de cuarenta días para arrepentirme y acercarme más a Ti. Ayúdame a imitar a tu Hijo en esta Cuaresma y a desapegarme de las cosas de t.su mundo, Ayúdame a ver y responder a las necesidades de quienes me rodean.
Encuentro con la Palabra de Dios
1. Regreso a Dios: La Cuaresma es un tiempo sagrado para regresar a Dios. Sin embargo, si confiamos únicamente en nuestros esfuerzos, seremos impotentes para volver a Dios con todo nuestro corazón. Ahora bien, hay un poder que puede traernos de regreso a Dios, y este poder brota del propio corazón de Dios. Este es el poder de la gracia misericordiosa de Dios. Volver a Dios es una gracia y el fruto de nuestra fe en la misericordia de Dios. En la fe, debemos invitar a Dios a nuestras vidas y permitirle transformar, renovar y convertir nuestros corazones. El profeta Joel nos invita como comunidad al arrepentimiento sincero y auténtico y no a una conversión superficial. Este es el significado de rasgar vuestros corazones, no vuestras vestiduras. Cualquier signo externo de arrepentimiento – como cenizas en la frente o ayuno o abstinencia de ciertos alimentos – no tiene sentido a menos que vaya acompañado de una conversión interna del corazón.
2. Limosna, oración y ayuno: En el Evangelio, Jesús reinterpreta las tres prácticas fundamentales prescritas por la Ley de Moisés: limosna, oración y ayuno. Estas tres prácticas se llaman obras justas. Mientras que el pecado aumenta nuestra deuda con Dios, las obras de justicia acumulan tesoros en el cielo. Jesús alienta las tres prácticas pero nos pone en guardia en cuanto a nuestro motivo. Si hacemos estas cosas simplemente para ser vistos y alabados por los demás, recibiremos nuestra recompensa aquí en la tierra: la alabanza y la admiración fugaces de los demás. Sin embargo, si hacemos estas cosas con un corazón puro, ¡nuestro Padre celestial nos dará nuestra recompensa celestial! La limosna no sólo nos libera de la atracción de las riquezas terrenales sino que también alivia el sufrimiento de los pobres. La oración no sólo nos separa de nuestra propia voluntad sino que también profundiza nuestra comunión con Dios. El ayuno no sólo nos aleja de ciertos buenos placeres sino que también fortalece nuestra voluntad para que podamos resistir la tentación del placer desordenado.
3. Acumular tesoro celestial: La Cuaresma es un tiempo maravilloso para acumular tesoro celestial. En el Padrenuestro, oramos para que nuestra deuda de pecado sea perdonada, pero también para que la voluntad de Dios se cumpla aquí en la tierra. Dios quiere que en esta Cuaresma ayunemos, oremos y demos limosna. ¡Estas obras y prácticas de Cuaresma, potenciadas por su gracia, hechas con intención pura y unidas a Cristo, acumularán verdadero tesoro celestial con Dios nuestro Padre!
Conversando con Cristo: Señor Jesús, estuviste cuarenta días en el desierto. Ayunaste y oraste y venciste las tentaciones del diablo. Me has dado un maravilloso modelo a seguir. Deseo sinceramente que esta Cuaresma participe de vuestra victoria sobre el pecado y la tentación.
Resolución: Si pudiera ver un libro de contabilidad de mi cuenta bancaria celestial, ¿qué vería? ¿Una deuda de pecado no perdonada o un crédito de tesoro celestial, de buenas obras potenciadas por la gracia de Dios? ¿Qué es lo que en mi vida necesita ser perdonado? ¿Y qué buenas obras puedo hacer durante este tiempo de Cuaresma?