Daily Reflection

El Hijo de Adán y el Hijo de Dios

January 6, 2024 | Saturday
  • Día laborable de Navidad
  • Luke 3:23-38

    1 Juan 5:5-13

    Salmo 147:12-13, 14-15, 19-20

    Marcos 1:7-11 o Lucas 3:23-38 o Lucas 3:23, 31-34, 36, 38

    Cuando Jesús comenzó su ministerio tenía unos treinta años de edad.

    Era hijo, según se pensaba, de José, hijo de Elí,

    hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melqui,

    hijo de Jannai, hijo de José, hijo de Matatías,

    hijo de Amós, hijo de Nahum, hijo de Esli,

    hijo de Nageo, hijo de Maat, hijo de Matatías,

    hijo de Semein, hijo de Josech, hijo de Joda,

    hijo de Joanán, hijo de Resa, hijo de Zorobabel,

    hijo de Salatiel, hijo de Neri, hijo de Melqui,

    hijo de Addi, hijo de Cosam, hijo de Elmadam,

    hijo de Er, hijo de Josué, hijo de Eliezer,

    hijo de Jorim, hijo de Matat, hijo de Leví,

    hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José,

    hijo de Jonam, hijo de Eliaquim, hijo de Melea,

    hijo de Menna, hijo de Mattata, hijo de Natán,

    hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed,

    hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de Naasón,

    hijo de Aminadab, hijo de Admin, hijo de Arni,

    hijo de Hezrón, hijo de Pérez, hijo de Judá,

    hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham,

    hijo de Taré, hijo de Nacor, hijo de Serug,

    hijo de Reu, hijo de Peleg, hijo de Eber,

    hijo de Sela, hijo de Cainán, hijo de Arfaxad,

    hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec,

    hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared,

    hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán, hijo de Enós,

    el hijo de Set, el hijo de Adán, el hijo de Dios.

    Oración inicial: Señor, me pides que contemple toda la historia humana que conduce a la Encarnación de tu Hijo, Jesucristo. Este es un misterio que me supera con creces. Confío en ti como Señor de la historia. Guíame hoy en mi vida y ayúdame a conocer mi papel en la historia de la salvación.

    Encuentro con la Palabra de Dios

    1. El enfoque de la genealogía de Lucas: La genealogía de Jesús de Mateo probablemente nos resulte más familiar. Traza la descendencia de Jesús desde Abraham y el rey David a través del hijo de David, Salomón. Está organizado intencionalmente en tres conjuntos de catorce y el número catorce enfatiza la ascendencia real de Jesús desde David.   La genealogía de Lucas, por el contrario, enfatiza la descendencia de Jesús de Adán y está implícitamente organizada en once grupos de siete. Figuras clave, como David, Abraham, Enoc y Adán, aparecen en la genealogía en múltiplos de siete. En la Biblia, el número siete se refiere al pacto, especialmente al primer pacto de la creación. Lo que Lucas nos dice a través de la genealogía de Jesús y su descendencia desde Adán es que Jesús no es sólo el rey y redentor de Israel, ¡es, de hecho, el Salvador del mundo entero y de toda la humanidad! Todo ser humano, creado por Dios, está llamado a la filiación divina por medio de Jesucristo.

    2. El Triple Testimonio del Espíritu, del Agua y de la Sangre. La Primera Carta de Juan habla de tres testigos de Jesús. Resume toda la vida de Jesús haciendo referencia al agua derramada en su nacimiento y a la sangre derramada en su muerte. Cuando la sangre de Jesús es derramada en la Cruz, Él desata y derrama el don del Espíritu Santo sobre toda la humanidad. Los tres (agua, sangre y Espíritu) dan testimonio de quién es Jesús.

    3. Creado para la Vida Eterna: Dios Padre da testimonio de su Hijo en momentos claves de la vida de Jesús y revela que lo que quiere darnos es vida eterna en su Hijo. Esa es la razón por la que nos creó. Estamos llamados a responder con fe a esta revelación divina sobre quién es Jesús y quiénes somos nosotros. Tanto el Evangelio de Juan como la Primera Carta de Juan están escritos para que creamos y que creyendo tengamos vida eterna.

    Conversando con Cristo: Señor Jesús, deseo glorificarte y alabarte hoy. Me has fortalecido y bendecido. Has traído paz a mi vida. Me colmas del don del mejor trigo en la Eucaristía. He escuchado tus palabras y haré todo lo posible para responder.

    Resolución: Nuestra vida de fe no es estática. La fe no es un evento único. Nuestra fe es dinámica y está sujeta a flujos y reflujos. A veces nuestra fe puede verse sacudida y débil. Incluso podríamos perder nuestra fe o actuar de una manera que no esté de acuerdo con nuestra fe cristiana. Nuestra fe también puede crecer, florecer y profundizarse con el tiempo. Debido a que la virtud de la fe es un don divino y no un logro humano, recordemos siempre pedirle a Dios que aumente nuestra fe y la ayude a florecer en actos de amor cristiano.

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