Daily Reflection

Belén y la Cruz

December 10, 2022 | Saturday

Father Walter Schu, LC

  • Sábado de la Segunda Semana de Adviento
  • Matthew 17:9a, 10-13

    Mientras bajaban de la montaña, los discípulos le preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?" Él respondió: “Ciertamente Elías vendrá y restaurará todas las cosas; pero os digo que Elías ya vino, y no le reconocieron, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre sufrirá a manos de ellos.” Entonces los discípulos entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.

    Oración introductoria: Señor, tus discípulos, trataron sinceramente de comprender tu identidad y creer en ti. Hoy vengo ante ustedes con mis dudas y problemas, esperando encontrar en esta oración una respuesta a mis más profundas aspiraciones. Quiero creer con fe inquebrantable, y quiero amarte con un corazón devoto. Les ofrezco este tiempo de oración como mi muestra de gratitud por todo lo que he recibido de ustedes.

     

    Petición: María, ayúdame a abrazar la voluntad de Dios en mi vida, así como Cristo abrazó el plan del Padre para nuestra salvación.

     

    1. Juan el Bautista como Elías: El Evangelio se refiere a Juan el Bautista como aquel cuyo papel es prepararnos para Aquel que ha de venir. A través del profeta Malaquías ha crecido la expectativa de los judíos por el regreso de Elías, quien preparará el camino al Mesías prometido. Pero han llegado a verlo como una figura de gran poder que arrasará con los hombres. Por tanto, no reconocen la presencia de Elías en la persona de Juan Bautista, cuyo único poder es el del Espíritu de Dios, llamando a todos los hombres a la conversión del corazón para recibir a Cristo. ¿Cuántas veces en mi vida dejo de reconocer la presencia de Cristo en mi vida porque estoy buscando algo más que las promesas de Cristo a sus seguidores? Cristo no ofrece un camino fácil de consuelo y consolación.

     

    2. Belén y la Cruz: ¿Por qué Cristo se convirtió en un bebé indefenso en Belén? ¿Por qué tomó un frágil cuerpo humano? Precisamente para que pudiera sufrir por nosotros para redimirnos. ¿Qué significa eso para nuestra vida como cristianos? Significa nada menos que el sufrimiento es un regalo de Dios. Es la tierna caricia del Padre, moldeándonos a la imagen de su Hijo. La cruz es la fuente de nuestra fecundidad, de nuestro crecimiento espiritual personal y de la misión de ganar gracias para los demás, para todas las almas que Dios ha confiado misteriosamente a nuestro cuidado.

     

    3. Obediencia hasta la muerte: El deseo de Cristo de abrazar el sufrimiento surgió de su amorosa obediencia al plan de su Padre sin condición ni límite. Esta obediencia amorosa es lo que da al sufrimiento su valor redentor. Desde el momento de su nacimiento en Belén, Cristo nos muestra lo que significa obedecer con amor. Belén es una escuela de obediencia. En Belén, Cristo nos enseña que sólo la obediencia amorosa libera, sólo la obediencia amorosa redime y santifica, y sólo la obediencia amorosa enriquece. Sólo la obediencia amorosa salva, la obediencia amorosa nos libera del pecado, y la obediencia amorosa sólo agrada a Dios. Abracemos la cruz de la obediencia en las circunstancias desafiantes de nuestra vida cotidiana, en las pruebas que trae el paso de los años y en el dolor que nos aflige cuando Dios llama a nuestros seres queridos a regresar a él. La obediencia amorosa es el camino de la santidad, el camino a la casa del Padre.

     

    Conversación con Cristo: Gracias, Señor, por darnos una escuela de amorosa obediencia en Belén, a lo largo de tu vida y en tu muerte en la cruz. Ayúdame a abrazar el sufrimiento como tú lo hiciste y a tener confianza en su poder para santificarme y ganar gracias parar almas.

     

    Resolución: Buscaré reconocer la presencia de Dios en mi día acogiendo pacientemente el sufrimiento y las pruebas que él permite, para que pueda producir un bien mayor.

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