- Solemnidad de Todos los Santos
La ladera de la montaña: Muchas grandes epifanías bíblicas han ocurrido sobre una montaña. En este pasaje, tenemos a Jesús sentado en la ladera de la montaña para enseñar a sus discípulos y revelar lo que caracteriza su corazón y el de quienes se disponen a seguirlo. Las bienaventuranzas a menudo se han llamado una especie de instantánea del mismo Cristo. No sólo se asemeja a estos aspectos en su sentido más pleno, sino que posee su recompensa. Vive y posee la plenitud de las bienaventuranzas, ofreciéndonos la esperanza de alcanzarlas.
Bendita Revelación: Las Ocho Bienaventuranzas son un tipo de revelación que nos permite vislumbrar el carácter de Cristo y de aquellos a quienes llama discípulos. Pobres de espíritu, sólo desean lo que glorifica al Padre. Afligidos por las verdaderas injusticias, no rehuyen la solidaridad en el sufrimiento de los demás, incluso sufriendo por los pecados de los demás. En ellos reina la mansedumbre, no como en los que se resignan a los males del mundo, sino como en los que tratan a los demás con mansedumbre y paciencia en la paciencia. Hambrientos y sedientos de justicia, no buscan la violencia sino la magnanimidad en la lucha por establecer la verdad. Ofrecen misericordia a los demás porque ellos mismos la han recibido plenamente como un don de Dios. Puros de corazón, viven una sencillez de intención por las cosas de Dios, no manchada de egoísmo. Perseguidos e insultados, se alegran de poder sufrir lo que falta a los sufrimientos de Cristo.
Más que una mera imitación: Las bienaventuranzas son las joyas de la corona de la vida espiritual. Son a la vez características para modelar y gracias para recibir. Pero más que una mera imitación de Cristo a través de acciones externas, son fruto de mucha purificación del propio ego. Son el producto de la gracia, embelleciendo las capacidades naturales de percepción y sentimiento de una persona. Las bienaventuranzas forman y nacen de la nueva visión del mundo de una persona, en la que percibe la bendición de vivir según el corazón de Cristo, muchas veces a expensas de ser percibido como contracultural a los ojos del mundo.
Matthew 5:1-12
Cuando Jesús vio la multitud, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se acercaron a él y él comenzó a enseñarles. Él dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque a ellos se les mostrará misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Gozaos y alegraos, porque grande es vuestro galardón en el Cielo, porque de la misma manera persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.
Oración de apertura: Señor Jesús, abre mis oídos para escuchar tu invitación a tener un corazón como el tuyo.
Encuentro con Cristo:
Conversando con Cristo: Señor Jesús, concédeme un corazón como el tuyo. Transforma mi visión del mundo para ver cuál es verdaderamente el camino bendito frente a un camino hacia la destrucción. Forma mi corazón para ser modelo de estas características en un mundo que te necesita.
Resolución: Señor, hoy, por tu gracia, elegiré una de estas bienaventuranzas y reflexionaré sobre cómo vivirla en la práctica. Reflexionaré sobre cómo son herramientas en mi camino cristiano.
Para mayor reflexión: Las Bienaventuranzas por el Dr. Brant Pitrie, https://catholicproductions.com/blogs/blog/the-beatitudes .