John 1:47-51

Jesús vio a Natanael que venía hacia él y dijo de él: “He aquí un verdadero hijo de Israel. No hay duplicidad en él.” Natanael le dijo: "¿Cómo me conoces?" Respondió Jesús y le dijo: “Antes de que Felipe te llamara, te vi debajo de la higuera”. Natanael le respondió: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”. Respondió Jesús y le dijo: ¿Crees porque te dije que te vi debajo de la higuera? Verás cosas más grandes que esto.” Y le dijo: Amén, amén, te digo que verás el Cielo abierto y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

Oración de apertura: Querido Señor, ayúdame a ser como tu discípulo Natanael, sin duplicidad en mí. Inculca en mí el amor por la verdad, para que, en lo grande y en lo pequeño, siempre sea sincero con los que me rodean. Amén.

Encuentro con Cristo:

1. ¿Dónde descansamos?: La Escritura nos dice que Natanael había sido visto por Cristo debajo de una higuera. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Orando? ¿Disfrutando de la naturaleza? ¿Tener un tiempo a solas? En nuestra era electrónica, el "descanso" nunca parece suceder. Siempre hay una publicación, correo electrónico, tweet, texto, video o comentario más. ¿Cuándo fue la última vez que nos tomamos un momento para encontrar un lugar tranquilo, “debajo de una higuera”, donde quizás el Señor pueda tocar nuestro corazón de una manera nueva?

2. Un corazón que es puro: Este encuentro con Natanael es solo un ejemplo de cómo Jesús trata a sus seguidores como individuos. Él conoce a cada uno de nosotros por nombre y lo que está en nuestros corazones. Como dice el Salmo 139, “Señor, me has probado, me conoces: sabes cuando estoy sentado y cuando me paro; tú entiendes mis pensamientos desde lejos... Incluso antes de que una palabra esté en mi lengua, Señor, tú lo sabes todo. Detrás y delante me rodeas y apoyas tu mano sobre mí”. Dado que Nuestro Señor conoce todos nuestros pensamientos, incluidos aquellos que pueden estar impidiendo que nuestro corazón sea puro como el de Natanael, examinemos minuciosamente la conciencia, buscando apegos que puedan estar alejándonos de nuestro Dios que todo lo sabe y todo lo ama. Jesús está listo y esperando para purificarnos a través del sacramento de la Reconciliación.

3. ¿Por qué creemos?: El estallido espontáneo de fe de Natanael debe haber deleitado a Jesús. Jesús prometió que Natanael “vería cosas mayores que esta”. La fe de Natanael necesitaría ser fortalecida a medida que crecía de un nuevo converso a un Apóstol martirizado por su fe en Jesús. Cada uno de nosotros ha tenido momentos de espontaneidad en los que la fe parecía fácil mientras seguíamos el Camino. Pero, en tiempos difíciles, nuestra fe puede ser probada. ¿Por qué seguimos a Cristo, por amor, temor y hábito?

Conversando con Cristo: ¡Jesús, fortalece mi fe! Quiero ser un trabajador diligente, lleno de fe y listo para cualquier prueba. Sé que mi corazón no es puro, pero confío en tu gracia para que me transforme continuamente.

Resolución: Señor, hoy, por tu gracia, buscaré descanso para mi corazón. Eliminaré todas las distracciones y me concentraré en tu palabra, aunque solo sea por unos minutos.

Para mayor reflexión: “Dios mueve el espíritu humano al bien; sin embargo, pudo resistir. Es obra de Dios, pues, que el hombre se prepare para recibir la gracia. Si le falta la gracia, entonces la causa del fracaso está en él, no en Dios” (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica).