- Jueves de la vigésima semana del tiempo ordinario
Invitado: Este pasaje nos brinda otro vistazo al corazón de nuestro Dios. Él desea nuestra participación en su Reino. Él invita a muchos a regocijarse en la fiesta de bodas, una gran y gozosa celebración de unión. Esta visión del Señor está lejos de la que lo ve como un gobernante duro y exigente, exigente y restrictivo en sus exigencias. En cambio, vemos a un Dios que toma la iniciativa de invitarnos a las alegrías de su vida intertrinitaria donde el amor y el don de sí gobiernan las acciones. ¡Cuán bendecidos somos!
Respuesta: Jesús ofrece una especie de examen de conciencia para que los oyentes reflexionen sobre su respuesta a la invitación de Dios. Nos cuenta que uno se fue a su finca, señal de permanecer en la zona de confort. Otro se fue a su negocio, desestimando la invitación con la presunción de que sus preocupaciones eran más importantes que esta invitación de Dios. Rechazó la invitación del rey eterno de establecer celosamente su propio reino. Otro agarró a los sirvientes y los maltrató. Esta reacción refleja a aquellos que encuentran incómodo el mensaje cristiano y arremeten acosando a otros.
Consecuencia: el rey castigó activamente a quienes ignoraron, rechazaron o le arrojaron la invitación a la cara. Y cuando finalmente se reunió a los invitados, se encontró a un hombre falto, sin traje de boda. Esta parábola se erige como un claro recordatorio de la destrucción interna que ocurre cuando se corta la relación entre el Creador y la criatura. El Señor invita, incluso sale y recoge, pero ¿qué hacer si no hay absolutamente ninguna respuesta de nuestra parte? El Reino de los Cielos está abierto a todos, pero pocos serán los elegidos porque no acogen la invitación. Estamos llamados a reconocer la invitación, preparar nuestro corazón y vestirlo en consecuencia, con gratitud y disponibilidad para recibir los dones de Dios.
Matthew 22:1-14
Jesús les habló de nuevo en parábolas, diciendo: “El Reino de los Cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Envió a sus siervos a los que habían sido invitados al banquete para decirles que vinieran, pero se negaron a venir. Luego envió algunos sirvientes más y dijo: 'Díganle a los que han sido invitados que he preparado mi comida: Mis bueyes y ganado cebado han sido sacrificados, y todo está listo. Ven al banquete de bodas. Pero ellos no hicieron caso y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio. El resto se apoderó de sus sirvientes, los maltrató y los mató. El rey se enfureció. Envió su ejército y destruyó a esos asesinos y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus sirvientes: 'El banquete de bodas está listo, pero los que invité no merecían venir. Así que ve a las esquinas de las calles e invita al banquete a cualquiera que encuentres.' Así que los sirvientes salieron a las calles y reunieron a toda la gente que pudieron encontrar, tanto a los malos como a los buenos, y el salón de bodas se llenó de invitados. Pero cuando el rey entró para ver a los invitados, notó que había un hombre que no vestía ropa de boda. Él preguntó: '¿Cómo entraste aquí sin ropa de boda, amigo?' El hombre se quedó sin palabras. Entonces el rey dijo a los sirvientes: 'Átenlo de pies y manos, y tírenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y crujir de dientes.' Porque muchos son invitados, pero pocos son los escogidos.”
Oración de apertura: Señor Jesús, concédeme conocerte y amarte más plenamente y seguirte más fielmente.
Encuentro con Cristo:
Conversando con Cristo: Señor Jesús, ayúdame a preparar mi corazón para el banquete de bodas al que me invitas. Despierta mi conciencia de tus grandes bendiciones en esta vida y la invitación a la vida eterna contigo.
Resolución: Señor, hoy, por tu gracia, seguiré siendo consciente de las bendiciones que recibo y te responderé con un sincero “¡gracias!”
Para mayor reflexión: https://www.christianity.com/bible/bible-verses-about-blessings-40 .