Daily Reflection

La parábola de los trabajadores de la viña

August 17, 2022 | Wednesday

Jennifer Ristine

  • Miércoles de la vigésima semana del tiempo ordinario
  • Matthew 20:1-16

    “Porque el Reino de los Cielos es como un hacendado que salió de madrugada a contratar obreros para su viña. Estuvo de acuerdo en pagarles un denario por el día y los envió a su viña. Como a las nueve de la mañana salió y vio a otros parados en el mercado sin hacer nada. Él les dijo: 'Id también vosotros y trabajad en mi viña, y yo os pagaré lo que sea justo.' Así que se fueron. Volvió a salir como al mediodía y como a las tres de la tarde e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la tarde salió y encontró a otros de pie alrededor. Él les preguntó: '¿Por qué han estado parados aquí todo el día sin hacer nada?' 'Porque nadie nos ha contratado', respondieron. Él les dijo: 'Id también vosotros y trabajad en mi viña.' Cuando llegó la noche, el dueño de la viña dijo a su capataz: 'Llama a los trabajadores y págales su salario, comenzando con los últimos contratados y siguiendo hasta los primeros'. Los obreros que estaban contratados como a las cinco de la tarde vinieron y recibieron cada uno un denario. Así que cuando llegaron los que fueron contratados primero, esperaban recibir más. Pero cada uno de ellos también recibió un denario. Cuando lo recibieron, comenzaron a murmurar contra el terrateniente. 'Estos que fueron contratados por última vez trabajaron solo una hora', dijeron, 'y los has hecho iguales a nosotros que hemos llevado la carga del trabajo y el calor del día.' Pero él respondió a uno de ellos: 'No estoy siendo injusto contigo, amigo. ¿No aceptaste trabajar por un denario? Toma tu paga y vete. Quiero darle al último que fue contratado lo mismo que te di a ti. ¿No tengo derecho a hacer lo que quiera con mi propio dinero? ¿O tienes envidia porque soy generoso? Así que los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”.

    Oración de apertura: Señor Jesús, tu magnanimidad no tiene límites. Concédeme que te conozca para poder amarte más plenamente y seguirte más fielmente.

    Encuentro con Cristo:

    1. Magnanimidad única y personal: Cuando reflexionamos sobre los atributos de Dios como se revelan en las parábolas, no siempre nos vemos como los beneficiarios de tal bondad. Podemos permanecer en el nivel abstracto en nuestra oración. Dios es generoso con todos, con la humanidad en general. Pero a nosotros personalmente? ¡Absolutamente! ¡Cuántas veces nos ha perdonado, fortalecido, iluminado! ¿Qué obrero de la viña somos? ¿Hemos venido temprano en el día para trabajar en su viña y ahora esperamos una gran recompensa, o trabajamos con un sentido de gratitud por la oportunidad de servir? ¿Hemos venido a la viña más tarde, procrastinando y reacios? ¿O ahora nos regocijamos en su bondad mientras nos recompensa con bendiciones?

    2. Su Corazón, Mi Corazón: Dios espera que cada alma entre en su viña con infinita paciencia. Nos invita constantemente a participar de su vida y de su misión. Dios celebra cada alma que entra. Pero podemos apresurarnos a juzgar a los que se han demorado. Reflexionemos en esta parábola sobre el corazón del Padre y oremos para que tengamos un corazón como el suyo, que anticipe con esperanza la llegada de otros a la viña y se regocije en los bienes benéficos que el Señor quiere derramar sobre todos. .

    3. “Los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos”: Jesús desea que entendamos esta verdad fundamental. La humildad es el requisito previo para entrar en su Reino. No importa de dónde vengamos, cualquiera que sea nuestro pasado, reconocer sus brazos acogedores y el regalo que él nos otorga nos gana una gran recompensa. Esto es humildad: vivir en la verdad de quiénes somos ante Dios y quién es Dios para nosotros. La humildad nos permite tener el primer lugar a sus ojos porque reconocemos que hemos sido recibidos en la gracia de Dios y que todo es un don inmerecido.

    Conversando con Cristo: Señor Jesús, derrama tu bendición sobre todos los que tienen el corazón endurecido: los que se niegan a acogerte en su vida, los que se dicen cristianos pero no viven con tu corazón generoso y misericordioso, y yo cuando cierro Me voy a regocijarme contigo por tu abundante bondad.

    Resolución: Señor, hoy, por tu gracia, reflexionaré sobre las actitudes de mi corazón, tratando de ver todas las bendiciones que me ofreces.

    Para mayor reflexión: https://www.christianity.com/bible/bible-verses-about-blessings-40 .

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