Daily Reflection

la mejor parte

July 29, 2022 | Friday

Cathy Stamper

  • Memoria de los Santos Marta, María y Lázaro
  • Luke 10:38-42

    Jesús entró en un pueblo donde una mujer que se llamaba Marta lo recibió. Tenía una hermana llamada María que se sentaba al lado del Señor a sus pies escuchándolo hablar. Marta, cargada de mucho servicio, se le acercó y le dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola para servir? Dile que me ayude. El Señor le respondió: “Marta, Marta, estás ansiosa y preocupada por muchas cosas. Hay necesidad de una sola cosa. María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán.”

    Oración de apertura: Querido Señor, ayúdame a priorizar el tiempo devocional contigo. Aquieta mi mente y libérame de las distracciones de la vida el tiempo suficiente para sentarme a tus pies, buscar tu sabiduría y ofrecerte las preocupaciones y preocupaciones que están en mi mente.

    Encuentro con Cristo:

    1. Cargado y ocupado: ¡Pobre Martha! Jesús, su querido amigo, se había vuelto cada vez más popular. Solo podemos imaginar que mucha gente lo acompañó cuando entró al pueblo. Cuando le dio la bienvenida a él y a sus seguidores en su casa, comenzó a preocuparse por asuntos prácticos. ¿Qué comida había disponible para preparar? ¿Dónde estaban los platos para servir? Martha estaba ansiosa por ser una buena anfitriona para su amado amigo y sus invitados. Su deseo de servir era hermoso y digno de elogio. Sin embargo, Nuestro Señor no quería que ella estuviera ansiosa. Tampoco quiere que vivamos nuestros días en un estado de ansiedad y estrés.

    2. Ansiosa y Preocupada: “María ha escogido la mejor parte”. Jesús no pretendía humillar a Marta con sus palabras o hacerla sentir vergüenza. Miró con amor a esta hermosa mujer, tan acosada, ansiosa y estresada, y solo quería que ella tuviera paz. La palabra “paz” se menciona en la Biblia 329 veces. “Venid a mí”, nos implora, “los que estáis cansados y la vida os resulta pesada, y yo os haré descansar” (Mateo 11, 28). Incluso nuestra sociedad secular se ha dado cuenta de la gran necesidad de paz personal y sugiere todo tipo de remedios para la ansiedad. Pero Nuestro Señor nos invita primero a poner a sus pies las grandes y pequeñas preocupaciones, inquietudes y listas de cosas por hacer. “¿Quién sino Dios puede darte paz? ¿Ha sido alguna vez el mundo capaz de satisfacer el corazón?” (San Gerardo Majella).

    3. Nervioso: ¿Por qué Martha estaba tan nerviosa esa noche? ¿Fue su perfeccionismo? ¿Estaba abrumada y quería controlar la situación? ¿Quería causar una buena impresión en los invitados? Le hubiera resultado más fácil discernir qué hacer a continuación si hubiera mantenido la calma y recibido la paz de Cristo, que estaba en su presencia. En medio de nuestros días ocupados, podemos olvidar, como Marta, que Cristo está presente en nosotros. Él siempre nos ama, está dispuesto a escuchar y quiere colmarnos de paz. Un examen nocturno puede ayudarnos a identificar qué nos provoca ansiedad y entrenarnos para volvernos a Dios con nuestros problemas.

    Conversando con Cristo: Jesús, ayúdame a aprender a acudir a ti con cada inquietud que tengo. Tú eres la fuente de toda paz. Puedes aquietar mi mente y ayudarme a discernir las mejores maneras de resolver cualquier problema que te plantee. Jesús, en ti confío.

    Resolución: Señor, hoy, por tu gracia, haré planes para ofrecer un simple gesto de hospitalidad, ya sea a mi familia o llevando una comida o un regalo a alguien que se sienta solo.

    Para mayor reflexión: Bendecido, no estresado: Lidiando con la ansiedad , publicación de blog de Ascensión por Allison DeBoer.

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