Daily Reflection

Hijos del Padre

June 16, 2022 | Thursday

Nan Balfour

  • Jueves de la undécima semana del tiempo ordinario
  • Matthew 6:7-15

    Jesús dijo a sus discípulos: “Al orar, no balbuceéis como los paganos, que piensan que serán oídos por su palabrería. No seas como ellos. Tu Padre sabe lo que necesitas antes de que se lo pidas. Así es como debéis orar: 'Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.' Si perdonas a otros sus transgresiones, tu Padre celestial te perdonará a ti. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras transgresiones”.

    Oración de apertura: Señor, enséñame a orar en estos momentos de quietud que he apartado.

    Encuentro con Cristo:

    1. Cómo orar: Nuestro Padre sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidas. Un ejemplo de esta maravillosa realidad es la historia de Marta en el Evangelio de Lucas (10:38-42). Marta le pidió a Jesús que hiciera que su hermana la ayudara. Jesús respondió: “Marta, Marta, estás preocupada por muchas cosas…”. Martha compartió solo una preocupación, pero Jesús reconoció que había más preocupaciones en su corazón. Podríamos preguntarnos, “Dios lo sabe todo; si Dios es todo bueno, ¿por qué no resuelve nuestros problemas antes de que se lo pidamos?”. La respuesta se puede encontrar en el ejemplo de Pedro caminando sobre el agua hacia Jesús (Mateo 14:22-33). Cuando Pedro apartó los ojos de Jesús, se hundió. Debemos orar para pedir lo que necesitamos porque es demasiado fácil olvidar que todo lo que necesitamos se encuentra en Dios y nos lo da. Creer que tenemos el control puede conducir al orgullo. Creer que nadie tiene el control conduce a la desesperación. Creer que Dios tiene el control de todas nuestras necesidades conduce a la esperanza y la vida eterna.

    2. Venga tu reino: “Venga tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”. La línea de la canción de Coldplay "Vida la Vida", "barro las calles que solía poseer", da una explicación poética de la consecuencia del pecado original. A Adán y Eva se les dio dominio sobre la creación. Eran partícipes del Divino Creador, hechos a su imagen y semejanza. Perdieron el privilegio de “poseer las calles que barrían”. Cuando rezamos el Padre Nuestro, nos atrevemos a pedirle a Dios que restaure su Reino en la tierra, que perdimos por desobedecer su voluntad. Jesús nos dijo cómo comenzar a reconstruirlo: “Arrepentíos porque el Reino de Dios se ha acercado” (Mateo 4:17). Él nos dijo que seríamos recompensados por hacerlo: “Si Dios viste así la hierba del campo, que hoy crece y mañana se echa en el horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? Así que no te preocupes y di: '¿Qué vamos a comer?' o '¿Qué vamos a beber?' o '¿Qué nos vamos a poner?' Todas estas cosas buscan los paganos. Tu Padre celestial sabe que los necesitas a todos. Mas buscad primeramente el Reino [de Dios] y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:30-33).

    3. Alimento para el camino: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”; ¿por qué no “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” o “El pan nuestro de cada día, dánoslo”? Jesús enfatiza doblemente nuestra necesidad diaria de alimento, tanto físico como espiritual. Aunque los humanos pueden pasar muchos días sin comer y muchos años sin fe en Dios, esto resulta en desnutrición de cuerpo y alma, privando a una persona de la vida que Dios desea para nosotros. La Iglesia proporciona tiempos de ayuno de alimentos, como el Adviento, la Cuaresma y los viernes, para que tengamos oportunidades temporales de sentir el dolor por la falta de alimento. Las punzadas de hambre golpean nuestros estómagos y sirven como un recordatorio incómodo de que la vida sin la providencia diaria de Dios es imposible.

    Conversando con Cristo: Señor Jesús, tú nos enseñas a orar a nuestro Padre para que nos unamos a tu comunión con él como Dios. Te esfuerzas tanto para recordarnos que tenemos un Padre y siempre estamos provistos. ¡Gracias Jesús!

    Resolución: Señor, por tu gracia mañana (viernes), ayunaré por lo menos una comida como recordatorio de tu providencia en mi vida.

    Para mayor reflexión: Lea y medite en el Salmo 23 como otro recordatorio de la providencia de Dios.

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