Daily Reflection

Entregarse al Padre

May 5, 2022 | Thursday

Janet Scanlan

  • Jueves de la Tercera Semana de Pascua
  • John 6:44-51

    Jesús dijo a la multitud: “Nadie puede venir a mí a menos que el Padre que me envió lo traiga, y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: Todos ellos serán enseñados por Dios. Todo el que escucha a mi Padre y aprende de él viene a mí. No que alguno haya visto al Padre sino el que es de Dios; ha visto al Padre. Amén, amén, de cierto os digo, el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron; este es el pan que baja del Cielo para que uno lo coma y no muera. Yo soy el pan vivo bajado del Cielo; el que come de este pan vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi Carne para la vida del mundo.”

    Oración de apertura: Señor Jesús, continúas llamándome más cerca de ti durante toda mi vida. Ayúdame, hoy, a dar un paso más, a abandonar cualquier duda, a aprender a descansar en ti.

    Encuentro con Cristo:

    1. El Don de la Gracia: Jesús sabía que esta enseñanza era difícil. Su significado no se revelará plenamente hasta la Última Cena, con la institución de la Eucaristía. Les pidió que creyeran en él entonces, y nos invita a creer ahora. No llegamos a la fe en Jesús por nuestra cuenta. “La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por él” (CIC 153). Toda nuestra vida espiritual comienza con la gracia. Sólo estamos respondiendo al don de la vida, al don de la gracia, al don de Dios infundido en nosotros desde el momento de nuestro Bautismo. Solo Jesús puede iluminar nuestros corazones para ver que Dios es Amor. ¡Señor, aumenta nuestra fe!

    2. El Rostro de Dios: En el Antiguo Testamento, el pueblo judío aprendió lentamente a apreciar que Dios los alimentaba con maná y con la Torá, o Ley. Pero anhelaban ver el “rostro” de su Proveedor. Jesús hace posible ver el rostro de Dios. Como le dijo a Felipe en Juan 14:9, “cuando me ves a mí, ves al Padre”. Al creer en él, se nos ofrece una imagen perfecta y amorosa del Padre, así como alimento para nuestras almas en la Eucaristía, el perdón de los pecados y una vida nueva, la vida eterna. ¡Señor, muéstranos tu rostro!

    3. Pan del Cielo: Por segunda y tercera vez en este Evangelio, Jesús afirmó ser pan bajado del Cielo. Su carne es dadora de vida y está destinada a todo el mundo. Sin el sufrimiento de Jesús en la carne, sin morir en la carne y sin resucitar a la vida eterna, estaríamos condenados en nuestra carne. “El que es omnisciente no sabía nada más que pudiera dar que la Eucaristía. El que es todopoderoso no podía hacer más de lo que hace en el sacramento y el que es todo amoroso no tenía nada más que pudiera dar. La Eucaristía es un depósito divino lleno de todas las virtudes” (San Agustín).

    Oración de Clausura: Señor, creo que la vida eterna viene de comer tu Cuerpo y beber tu Sangre. Ayúdame a creer siempre, a responder siempre al don de la fe que me ha sido dado. Ayúdame, con mi vida, a dar testimonio de la diferencia que esto hace en mi vida.

    Resolución: Señor, hoy por tu gracia me esforzaré por verte realmente presente en la Eucaristía que recibo en la Misa y también en mis hermanos y hermanas.

    Para mayor reflexión: Escuche la charla del obispo Robert Barron en el Congreso de Educación Religiosa de 2020 sobre La presencia real de Jesús en la Eucaristía.

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