Daily Reflection

Dios omnipotente

January 11, 2022 | Tuesday

Cathy Stamper

  • Martes de la Primera Semana del Tiempo Ordinario
  • Mark 1:21-28

    Jesús vino a Cafarnaúm con sus seguidores, y en sábado entró en la sinagoga y enseñó. La gente estaba asombrada de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. En su sinagoga había un hombre con un espíritu inmundo; exclamó: “¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Sé quién eres, el Santo de Dios!” Jesús lo reprendió y le dijo: “¡Cállate! ¡Sal de él! El espíritu inmundo lo sacudió y con un gran grito salió de él. Todos estaban asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? Una nueva enseñanza con autoridad. Él manda incluso a los espíritus inmundos y le obedecen”. Su fama se extendió por todas partes por toda la región de Galilea.

    Oración de apertura: Señor, tu autoridad resuena a través de los siglos. Que te busque con verdadera humildad cada día al encontrarte en tu palabra. Que me aferre a ti cuando el enemigo de mi alma me agite con pensamientos y angustias que no vienen de ti. Te doy gracias por tu palabra, que me trae consuelo. Que tu gracia permanezca conmigo y con todos los que me son queridos.

    Encuentro con Cristo:

    1. El Autor Tiene Autoridad: Los escribas eran hombres eruditos que sermoneaban a la gente con opiniones informadas sobre las Escrituras. El pueblo estaba acostumbrado a ver a los escribas como líderes y autoridades. Sus enseñanzas fueron veneradas. De repente, este joven predicador, Jesús, estaba hablando con autoridad sobre las Escrituras. Su enseñanza no se parecía a nada que hubieran escuchado antes, infundida con su conocimiento y sabiduría divinos. Los oyentes empezaron a entender las cosas de otra manera porque el autor de la palabra, Dios mismo, estaba enseñando, y su autoridad era inconfundible. “Entreguémonos, pues, e inclinémonos ante la autoridad de las Sagradas Escrituras, que no pueden errar ni engañar” (San Agustín).

    2. Expulsando demonios: Ante este hombre con un espíritu inmundo, la autoridad de Jesús estaba en perfecta exhibición. El hombre enloquecido despotricó y deliró, creando una gran escena, pero Jesús no se dejó arrastrar por su caos. Jesús ordenó simple y autoritariamente: “Silencio, sal de él”, y el demonio obedeció de inmediato. ¡No es de extrañar que la multitud se sorprendiera! Nuestra concepción moderna de Jesús tiende a centrarse en su misericordia, su perdón y su amor personal por cada uno de nosotros. Y, si bien estas cosas son ciertas, Jesús también es un Dios de poder y fortaleza infinitos. Como criaturas ante nuestro Creador, le debemos alabanza, humilde adoración y perfecta obediencia. “Tuyos, Señor, son la grandeza y el poder, la majestad, la victoria y el esplendor. Porque todo en el Cielo y en la tierra es tuyo; tuyo, Señor, es el reino; eres exaltado como cabeza sobre todo” (1 Crónicas 29:11).

    3. Fama y precedente: Esta historia de la expulsión del diablo se contaría una y otra vez a medida que se extendiera la fama de Jesús. El Evangelio de Marcos nos habla de curaciones aún más milagrosas en las que Jesús no solo trajo alivio a los sanados sino también fe a los testigos. Jesús estaba sentando un precedente para los Apóstoles y para los fieles de hoy. El tercer misterio luminoso, la Proclamación del Reino, recuerda este hermoso tiempo de la historia humana. Si hemos de ser conocidos por algo, seamos conocidos por compartir nuestra fe, no solo en palabras, sino en el servicio activo a todos los que encontramos, a imitación de nuestro Señor Jesucristo.

    Conversando con Cristo: Muy a menudo el diablo me acosa con remordimientos del pasado y preocupaciones sobre el futuro. Señor, mantenme centrado en el momento presente. Céntrame en tu palabra, y mantenme consciente de tu amor y tu poder sobre todo mal y tentación. Ayúdame a ser una verdadera extensión de tu poder y fortaleza en el mundo de hoy para que tu Reino se realice.

    Resolución: Señor, hoy, por tu gracia, buscaré una forma concreta de compartir el Evangelio, ya sea a través de una publicación en las redes sociales, una conversación con un amigo o vecino, o atendiendo la necesidad de un vecino.

    Para una mayor reflexión: el sacramento del momento presente por Jean-Pierre de Caussade

    © 2024. EPRIEST, Inc. All rights reserved.

At ePriest, we are dedicated to supporting Catholic priests as they serve their people and build up the Church.

We invite you to explore our resources to help your own ministry flourish!

Sign Up Now