Matthew 11:11-15

Jesús dijo a la multitud: “En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no ha habido nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo están tomando por la fuerza. Todos los profetas y la ley profetizaron hasta el tiempo de Juan. Y si estás dispuesto a aceptarlo, él es Elías, el que ha de venir. El que tiene oídos debe oír ”.

Oración inicial: Querido Jesús, quieres pasar este tiempo de oración conmigo. Te gusta tenerme cerca de ti. Jesús, yo también quiero estar aquí contigo. Quiero estar cerca de ti. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi amor, para que pueda responder con generosidad a todo lo que me pidas. Prepara mi corazón en estos días de Adviento para recibirte en Navidad.

Encuentro con Cristo:

1. Amor en respuesta al amor: Al entrar en este pasaje, se nos recuerda cuán grande debe haber sido el amor de Jesús por su primo Juan. Sintió amor por un primo, un amigo y también un Hijo que tan genuina y generosamente le ha dado todo a Dios: amor en respuesta al amor. Cuando nos encontramos con Jesús en oración, él quiere amarnos como hijos e hijas del Padre de la misma manera que amó a Juan. El Adviento, el comienzo del año litúrgico de la Iglesia, es un tiempo de nuevo comienzo. ¿Qué novedad podemos encontrar en nuestra relación con Dios y vivir nuestra fe en este Adviento? Detengámonos aquí en oración y pidamos a Dios que nos revele y nos dé la gracia de responder con amor, como lo hizo Juan, a todo lo que nos pida.

2. El Reino: Hoy no hay escasez –por el contrario, parece haber un aumento– de violencia y división. Puede impulsarnos a echar otro vistazo a lo que Dios promete y lo que no promete. Jesús nos mostró con su ministerio público que no vino a establecer una sociedad política o cultural perfecta. Vino a abrir su Reino en corazones a su amor. Sí, vemos violencia y dolor en este mundo, pero no hay corazón en el que él mismo no entre, sufra y, al hacerlo, redima, si se le invita a entrar. Esto realmente es algo nuevo y maravilloso.

3. Si está dispuesto: “Si está dispuesto a aceptarlo”, les dijo Jesús a sus apóstoles. No les obligó a responder. Este Dios, que tanto desea nuestro amor, se respeta e incluso se somete a nuestra libertad: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo”, nos dijo Jesús en Apocalipsis 3:20. Que abramos la puerta y aceptemos esta invitación que viene a ofrecernos Jesús, aunque no la comprendamos del todo.

Conversar con Cristo: Jesús, dijiste: "El que tiene oídos debe oír". En esta invitación y expresión de un gran deseo en tu corazón, puedo ver tu promesa, presente y activa. Recuérdeme, Padre, que su palabra es eficaz: que si abro mis oídos para escucharlo, lo escucharé. Quizás no con palabras humanas, sino en la Palabra que es tu Hijo. Deseo recibirte esta Navidad. Ven, Espíritu Santo, y ayuda a mi corazón en este viaje de Adviento.

Resolución: Señor, hoy por tu gracia me esforzaré por escuchar lo que estás inspirando en mi vida, y darte la libertad y el espacio para actuar más allá de mis expectativas: me rindo a ti. Ocúpate de todo.

Para una mayor reflexión: Si lo desea, lea la transcripción de los diálogos entre San Juan Diego, a quien la Iglesia celebra hoy, y Nuestra Señora de Guadalupe.