Luke 21:5-11

Mientras algunos hablaban de cómo el templo estaba adornado con piedras costosas y exvotos, él dijo: Todo lo que veis aquí, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. " Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo sucederá esto? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas estén por suceder?” Él respondió: “Mirad que no os dejéis engañar, porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: 'Yo soy', y 'El tiempo ha llegado'. ¡No los sigas! Cuando oigáis hablar de guerras e insurrecciones, no os asustéis; porque tales cosas deben suceder primero, pero no serán inmediatamente el fin”. Entonces les dijo: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá poderosos terremotos, hambrunas y plagas de un lugar a otro; y del cielo vendrán espectáculos espantosos y señales poderosas”.

Oración inicial: Señor Dios, quédate cerca de mí con tu presencia paternal en este día. Guíame en estos momentos difíciles y muéstrame el camino que debo caminar. Yo soy tuyo, oh Padre; por favor acepta mis oraciones este día.

Encuentro con Cristo:

1. Finales naturales: En esta última semana del año litúrgico, los pensamientos naturalmente se dirigen a los finales. El invierno marca el final del ciclo de la naturaleza y las hojas caen al suelo. Pronto nos prepararemos para darle la bienvenida al Niño Jesús en Navidad y pasaremos nuestros calendarios al próximo año. Pero por el momento nos detenemos en el año que pasa. También pensamos en la muerte. Jesús dice hoy: “Todo lo que veis aquí, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada”. Sabemos que nuestros días aquí en esta tierra son finitos. A veces quedamos hipnotizados por el brillo de nuestra existencia terrenal, las “piedras costosas” y cosas por el estilo; pero estas palabras de Jesús nos recuerdan que algo mejor nos espera. Cristo ha prometido venir otra vez para llevarnos a donde él vive con el Padre.

2. Cristo con Nosotros: En medio de las tribulaciones de los tiempos, Cristo da este consejo: “No os dejéis engañar; no os asustéis”. Si pudiéramos seguir este consejo, viviendo en la verdad y sin miedo, ¡cuántas de nuestras cruces se desvanecerían! Es cuando nos dejamos llevar por distracciones, por promesas ilusorias, por miedos exagerados, que nos acobardamos ante las exigencias de la vida. Es cierto que el Señor pinta un cuadro sombrío en este pasaje del Evangelio: guerras, levantamientos, conflictos, desastres, pero podemos confiar en que siempre estará con nosotros. Él es quien disipa todos los miedos y destierra todas las mentiras. Él es el Señor de la vida y de la historia. Y eso marca la diferencia.

3. No te angusties: los seres humanos tendemos a estar muy ansiosos por el futuro. “Maestro, ¿cuándo pasará esto? ¿Qué señal habrá? A todos nos suceden cosas difíciles: enfermedades, reveses, oportunidades perdidas, ¡pero no nos desesperamos! Cristo dice hoy: “Esto es necesario que suceda primero, pero no será inmediatamente el fin”. Dios nuestro Padre ha estado preparando un futuro para nosotros desde el principio, “planes de bienestar y no de aflicción, para daros un futuro de esperanza” (Jeremías 29:11). Que no estemos ansiosos y más bien confiemos en el Señor.

Conversando con Cristo: ¡ corónalo Señor de la paz! Cuyo poder balancea un cetro/De polo a polo, para que cesen las guerras/Absorto en oración y alabanza. Su reinado no tendrá fin/Y alrededor de sus pies traspasados/Se extienden las hermosas flores del paraíso/Su fragancia siempre dulce (del himno “Corónalo con muchas coronas”).

Resolución: Señor, hoy por tu gracia haré un acto sincero de consagración y confianza filial a ti, Rey del Universo.

Para una mayor reflexión: rece estaletanía de confianza .