Matthew 13:31-35

Les propuso otra parábola. “El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que una persona tomó y sembró en un campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando está completamente desarrollada es la más grande de las plantas. Se convierte en un gran arbusto, y las aves del cielo vienen y moran en sus ramas ". Les habló otra parábola. "El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina de trigo hasta que toda la masa estuvo leudada". Todas estas cosas Jesús habló a la multitud en parábolas. Les habló solo en parábolas, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta: Abriré mi boca en parábolas, anunciaré lo que ha estado oculto desde la fundación del mundo.

Oración inicial: Señor Jesús, concédeme la gracia de reconocer el reino presente en el misterio y participar en la construcción de tu reino aquí en la tierra.

Encuentro con Cristo:

1. Escondido en el misterio de la fundación: las parábolas veladas de Jesús hablan de uno de los misterios más profundos del plan de Dios. Para comprenderlo, debemos considerar el comienzo en el libro del Génesis, a través del sacrificio de la cruz en los Evangelios y hasta el libro de Apocalipsis. Dios quiso crear al hombre a su imagen, entregarse a sí mismo en íntima relación con la cumbre de su creación, la persona humana. Pero el regalo de la amistad de Dios fue rechazado. El reinado soberano del Señor, donde todo lo bueno se entregará en él y a través de él, fue desechado. ¿Qué hizo el Padre cuando la libertad humana rechazó su don? El Padre trabajó con libertad humana, preparando el camino para establecer su reino e invitarnos a entrar en su presencia, su reino, una vez más. La clave fue su Hijo, Jesucristo. Entramos al reino a través del corazón de Cristo, un corazón que sufrió y murió para expiar nuestros pecados y permitirnos entrar en una relación con Dios una vez más. El misterio del reino, presente en el cuerpo de Cristo como sacramento, ya está presente, pero aún se está cumpliendo hasta el fin de los tiempos.

2. Semilla de mostaza y levadura: Jesús utilizó dos imágenes poderosas para darnos una pista sobre el reino de los cielos. Lo comparó con una semilla de mostaza y levadura. Las semillas de mostaza son las semillas más pequeñas, solo una pequeña partícula en la mano que puede ser arrastrada fácilmente por una corriente de viento. Pero en sus humildes comienzos reside un gran potencial. Una semilla de mostaza se convierte en "la más grande de las plantas". Un poco de levadura hace mucho para leudar el pan, lo que le permite expandirse y proporcionar sustento a muchos. Así ocurre con el reino de los cielos. Con humildad, Jesús llevó a cabo el mayor de los actos: la salvación. Su reino crece de manera invisible dondequiera que esté presente su gracia. Todo lo que se necesita es un pequeño y humilde acto de fe para permitirle a Dios plantar y hacer crecer su reino interior.

3. Ramas y levadura: A medida que nos dejamos convertir y evangelizar aún más por el Señor, crecemos en la amistad con él. Su vida se convierte en nuestra vida. Él permite y hace que nuestras vidas den frutos para su reino. Nos convertimos en el “pámpano” y la “levadura” de la masa al participar de la vida sacramental de Jesucristo, presente y escondido en el misterio. Pidamos que la vida de Jesús crezca en nosotros para que también seamos sus humildes y dignos discípulos, llevando a muchas personas a descubrir el tesoro de la fe que recién comenzamos a descubrir.

Conversar con Cristo: Señor Jesús, creo que estás presente en tus santísimos sacramentos y dondequiera que abunde tu gracia. Concédeme que te busque, te acoja y viva según tu corazón, humilde y escondido, dispuesto a sacrificarte por amor a los demás.

Resolución: Señor, hoy por tu gracia reconoceré que en mi pequeñez, el Señor puede hacer grandes cosas si permanezco unido a él en oración y gracia. Reflexionaré sobre cómo proteger mi vida de gracia todos los días.

Para una mayor reflexión: Gracia: qué es y qué hace , Respuestas católicas.