- Memorial de Santa Lucía, Virgen y Mártir
Matthew 11:28-30
Jesús dijo a la multitud: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vosotros. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera”.
Oración inicial: Señor Dios, gracias por estas mansas y humildes palabras. Ayúdame a abrir mi corazón para que tu dulce invitación pueda penetrar en mi alma. Quiero el resto que prometes. "El señor es mi pastor; no hay nada que me falte. En verdes pastos me hace recostar; a aguas tranquilas me lleva; él restaura mi alma (Salmo 23)”.
Encuentro con Cristo:
1. Venid a mí: En este pasaje del Evangelio, Cristo dejó muy claro que él mismo debe ser nuestro centro de atención. El Salmo 123 nos recuerda: “Como los ojos de la sierva en la mano de su señora, así nuestros ojos están puestos en el Señor nuestro Dios”. Y aquí es como si Cristo dijera: “Venid a mí; Yo soy quien te daré descanso. ¿Por qué recurres a los partidos de fútbol, a las compras y a la televisión para satisfacerte? Ni el trabajo ni la escuela, ni siquiera la familia o los amigos, llenan el vacío formado por Dios en tu corazón. Si vienes a mí, te daré paz”.
2. Tomad Mi Yugo: A veces no queremos aceptar el yugo de Cristo, considerándolo demasiado gravoso. Pero luego descubrimos que no podemos arar; No podemos avanzar en la dura tierra del campo de nuestra vida. A veces tomamos un yugo diferente –incluso uno que es más pesado o más irritante– porque pensamos que es más eficiente o más racional que el yugo de Cristo. Pero luego descubrimos que este yugo es demasiado pesado, que nos hiere los hombros, que entumece nuestra fe. Este es el yugo del mundo y no es bueno para nosotros. Cristo quiere que tomemos su yugo, porque entonces él podrá arar a nuestro lado, cargando con la mayor parte de la carga.
3. Aprende de Mí: Esta es la tercera vez que Cristo dice “yo” o “mío”: Venid a mí, tomad mi yugo, aprended de mí. El aprendizaje implica novedad. Implica dejarnos emprender un viaje hacia nuevas costas, cambiar de posición para ver lo que vimos antes, pero desde una nueva perspectiva. Cuando Cristo dice: “aprended de mí”, nos está diciendo: “No soy una estatua tallada en piedra. Vivo, respiro y actúo. Aprende de cómo vivo, de cómo soy, de cómo amo”. Para aprender de él, tenemos que acercarnos a él, avanzar hacia nuevas perspectivas y dar el paso concreto de cargar con su yugo. Entonces tendremos descanso, su descanso.
Conversando con Cristo: ¡ Señor Jesús, a ti vuelvo mis ojos! Eres tú quien nunca me decepciona. De hecho, me fascinas y atraes por tu humildad y amabilidad. Me siento atraído por ti; no dejes que el maligno me lleve.
Resolución: Señor, hoy por tu gracia rezaré el Salmo 23 pidiéndote que “restaures mi alma” (versículo 3).
Para una mayor reflexión: el libro de Frank Sheed Conocer a Cristo Jesús podría ser una excelente manera de aprender más sobre aquel que celebramos en Navidad. Las primeras setenta y cinco páginas, aproximadamente, sobre el misterio de la Navidad son particularmente reveladoras.