- El Sexto DÃa en la Octava de Navidad
Luke 2:36-40
HabÃa una profetisa, Ana, la hija de Fanuel, de la tribu de Aser. HabÃa avanzado en años, habÃa vivido siete años con su esposo después de su matrimonio, y luego como viuda hasta los 84. Nunca abandonó el Templo, sino que adoró noche y dÃa con ayuno y oración. Y al presentarse en ese momento, ella dio gracias a Dios y habló sobre el niño a todos los que estaban esperando la redención de Jerusalén. Cuando cumplieron todas las prescripciones de la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su pueblo de Nazaret. El niño creció y se hizo fuerte, lleno de sabidurÃa; y el favor de Dios estaba sobre él.
Oración introductoria: Señor, hoy vengo como Anna a vivir la única cosa necesaria en mi vida: mi relación contigo. Creo que eres fiel a tus promesas. Creo que triunfarás sobre el pecado y la muerte. Te amo, Señor.
Petición: Señor, ayúdame a ver cómo puedo darte un mejor testimonio.
1. Ella adoró : Todos tenemos algo que adoramos. La sabidurÃa nos enseña a quién debemos adorar verdaderamente: solo a Dios. Dios merece nuestros corazones llenos porque él es el que es nuestro verdadero Padre. En la adoración, redescubrimos nuestro mayor tesoro, como lo hizo el Hijo Pródigo: "Volveré a la casa de mi Padre" (Lucas 15:18). En la adoración, volvemos a ese lugar donde somos más profundamente bienvenidos y cuidados, a ese lugar donde descubrimos a nuestro verdadero amigo, donde nos volvemos más profundamente en nuestro verdadero yo. La adoración también nos abre para recibir las gracias de Dios. Nos ayuda a apreciar los regalos que Dios quiere darnos. ¿Me esfuerzo por adorar a Dios con todo mi corazón, mente y alma durante la celebración eucarÃstica?
2. Habló sobre el niño para todos : La oración y la adoración aquà en la tierra no terminan solo yendo a la iglesia. Nos permiten descubrir las buenas nuevas sobre el amor de Dios para que también podamos compartir estas buenas nuevas con los demás. La oración que no nos lleva a evangelizar es autoengaño. Nuestro Santo Padre nos muestra esta Ãntima conexión entre la oración y la evangelización. Él nos invita a dar a otros lo que hemos descubierto al estar cerca de Cristo. Él nos desafÃa a traer a otros a Cristo. ¿Estoy viviendo este espÃritu contemplativo y activo?
3. El niño creció y se hizo fuerte, y el favor de Dios estaba sobre él : la Navidad es un mensaje de esperanza. Dios está preparando silenciosamente el futuro. Un niño y un joven son recordatorios de que Dios no se da por vencido en el mundo, que en cada generación puede encontrar nuevas formas de llevar su salvación a toda la humanidad. ¿Soy joven, espiritualmente hablando? ¿Siempre trato de aprender lo que Dios quiere enseñarme cada dÃa, esforzándome por formar esas virtudes que me harán un mejor instrumento de la gracia de Dios? Como alguien que sigue a Cristo, deberÃa tener confianza en que el favor de Dios también recae sobre mÃ; que mira mis humildes, a menudo ocultos esfuerzos, con gran amor; que a pesar de mi debilidad él está ayudando a otros a través de mà a ver las buenas nuevas de que él está presente y activo en sus vidas.
Conversación con Cristo: Señor, te agradezco por tu presencia y cuidado. Me has hecho a tu imagen y en la presencia de tu Hijo descubro las profundidades de tu amor. Ayúdame a crecer en la maravilla de tu amor de hoy, y ayúdame a llevar tus buenas nuevas a los demás.
Resolución: Hoy pasaré un momento tranquilo ante el niño Jesús y le agradeceré por su presencia aquà entre nosotros. También me esforzaré de una manera particular para ser alegre y amigable con todos los que conozco.