- Sábado de la segunda semana de Adviento
Matthew 17:9, 10-13
Cuando bajaban de la montaña, los discÃpulos le preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que ElÃas debe ser el primero?" Él respondió: "En verdad, ElÃas vendrá y restaurará todas las cosas; pero les digo que Elijah ya ha venido, y no lo reconocieron, pero le hicieron lo que quisieron. Asà también el Hijo del Hombre sufrirá en sus manos. "Entonces los discÃpulos entendieron que les estaba hablando de Juan el Bautista.
Oración introductoria: Señor, tus discÃpulos trataron sinceramente de comprender tu identidad y creer en ti. Hoy vengo ante ustedes con mis dudas y problemas, con la esperanza de encontrar en esta oración una respuesta a mis más profundas aspiraciones. Quiero creer con fe inquebrantable, y quiero amarte con un corazón devoto. Te ofrezco este tiempo de oración como muestra de gratitud por todo lo que he recibido de ti.
Petición: MarÃa, ayúdame a abrazar la voluntad de Dios en mi vida, asà como Cristo abrazó el plan del Padre para nuestra salvación.
1. Juan el Bautista como ElÃas: una vez más, el Evangelio se refiere a Juan el Bautista como aquel cuya función es prepararnos para Aquel que ha de venir. A través del profeta MalaquÃas, la expectativa de los judÃos del regreso de ElÃas, quien preparará el camino para el MesÃas prometido, ha crecido. Pero han llegado a verlo como una figura de gran poder, alguien que barrerá a los hombres. Por lo tanto, no reconocen la presencia de Elijah en la persona de Juan el Bautista, cuyo único poder es el del EspÃritu de Dios, llamando a todas las personas a la conversión del corazón para recibir al Cristo. ¿Cuántas veces en mi vida no reconozco la presencia de Cristo en mi vida porque estoy buscando algo más que las promesas de Cristo para sus seguidores? Cristo no ofrece un camino fácil de consuelo y consolación.
2. Belén y la cruz: ¿Por qué Cristo se convirtió en un bebé indefenso en Belén? ¿Por qué tomó un frágil cuerpo humano? Precisamente para que pueda sufrir por nosotros para redimirnos. ¿Qué significa eso para nuestras vidas como cristianos? Significa nada menos que el hecho de que el sufrimiento es un regalo de Dios. Es la suave caricia del Padre, moldeándonos a la imagen de su Hijo. La cruz es la fuente de nuestra fecundidad, no solo en nuestro crecimiento espiritual personal, sino también en la misión de ganar gracias para los demás, para todas las almas que Dios ha confiado misteriosamente a nuestro cuidado.
3. Obediencia hasta la muerte: el deseo de Cristo de abrazar el sufrimiento surgió de su amorosa obediencia al plan de su Padre, sin condición ni lÃmite. Esta amorosa obediencia es lo que le da al sufrimiento su valor redentor. Desde el momento de su nacimiento en Belén, Cristo nos muestra lo que significa obedecer con amor. Belén es una escuela de obediencia. En Belén, Cristo nos enseña que solo una obediencia amorosa libera, solo la obediencia amorosa redime y santifica, solo la obediencia amorosa enriquece. Solo la obediencia amorosa salva, la obediencia amorosa sola nos libera del pecado, y amar la obediencia solo agrada a Dios. Abracémonos a la cruz de la obediencia en las circunstancias desafiantes de nuestra vida diaria, en las pruebas traÃdas por el paso de los años, en el dolor que nos aflige cuando Dios llama a nuestros seres queridos de regreso a él. La obediencia amorosa es el camino a la santidad, el camino a la casa del Padre.
Conversación con Cristo: Gracias, Señor, por darnos una escuela de amorosa obediencia en Belén, a lo largo de tu vida y en tu muerte en la cruz. Ayúdame a abrazar el sufrimiento como lo hiciste y confÃa en su poder para santificarme y ganar gracias por las almas.
Resolución: Buscaré reconocer la presencia de Dios en mi dÃa al dar la bienvenida pacientemente al sufrimiento y las pruebas que él permite para que pueda lograr un bien mayor.