- Sábado de la Trigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario
Luke 18:1-8
Entonces Jesús les contó una parábola sobre la necesidad de orar siempre sin cansarse. Él dijo: "HabÃa un juez en cierta ciudad que ni temÃa a Dios ni respetaba a ningún ser humano. Y una viuda en esa ciudad solÃa acercarse a él y decirle: 'Haz una decisión justa contra mi adversario'. Durante mucho tiempo el juez no estuvo dispuesto, pero finalmente pensó: "Si bien es cierto que no le temo a Dios ni respeto a ningún ser humano, porque esta viuda me sigue molestando, le daré una decisión justa, no vaya a ser que ella venga y ataque. yo. '"El Señor dijo:" Presta atención a lo que dice el juez deshonesto. ¿No asegurará Dios los derechos de sus elegidos que lo llamarán dÃa y noche? ¿Tardará en responderles? él se encargará de que se haga justicia para ellos rápidamente. Pero cuando el Hijo del Hombre venga, ¿encontrará fe en la tierra?
Oración introductoria: Creo en ti, Señor, porque eres mÃa y has demostrado tu amor por mÃ. ConfÃo en ti, porque nunca me fallaste y sabes lo que es mejor para mi vida. Te amo Señor por todos tus regalos. Deseo amar y hacer tu voluntad
Petición: enséñame a orar siempre, Señor.
1. Cansarse: podemos cansarnos en la oración cuando no vemos resultados. Esto sucede porque o tenemos una idea distorsionada de la oración, o hemos adoptado puntos de vista mundanos que socavan nuestro aprecio por su verdadero valor, o simplemente porque experimentamos lo que parece ser un fracaso en la oración (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nos 2726-2728). La oración es un regalo y proviene del EspÃritu Santo. No es una máquina ni una fórmula mágica. Requiere esfuerzo de nuestra parte, ya que es un acto de amor, entrega de uno mismo. La oración funciona si persevero y dejo que Dios actúe. A veces no veré sus efectos. Seguir buscando a Dios en oración ya es el mejor fruto de la oración. ¿Debo depender de él?
2. El juez: si la oración se trata de darme a mà mismo y de depender más de Dios, entonces se convierte en una cuestión de cómo entiendo a Dios. Depende solo de aquellos en quienes confÃo, y solo confÃo en aquellos que han demostrado su amor y capacidad para apoyarme. ¿De verdad creo que Dios es todo bueno, amoroso y todopoderoso? ¿Creo que se preocupa por mÃ? Dios para nosotros es un juez, pero mucho más. Él es, en primer lugar, un padre amoroso y un salvador y amante incondicional dedicado. Como un Padre amoroso, él quiere nuestra dependencia de confianza. Él quiere que nosotros creamos.
3. Los Elegidos: ¿Quiénes somos para Dios? Somos más que simples criaturas, más que esclavos inútiles. Somos hijos amados, por quienes murió y a quienes da todo. Somos los eruditos frustrados y amantes quebrantados que él desea levantar para compartir su infinita verdad y amor. Somos elegidos, elegidos para él, para la felicidad, para siempre. De la oscuridad y la esclavitud del pecado, él nos libera para que su gloria brille en nosotros. Ahora, si somos todo esto y más para Dios, ¿por qué dudamos en la oración? Déjenos poner toda nuestra confianza en él.
Conversación con Cristo: Querido Señor Jesús, aumenta mi conocimiento de tu amor por mÃ. Ayúdame a confiar en ti en mi vida diaria. Abre mi corazón para perseverar en la oración. Concédeme la humildad para ver cómo debo orar, siempre y de muchas maneras. Enséñame qué es la oración y cómo hacerlo bien por amor a ti.
Resolución: durante todo el dÃa, me dedicaré a simples y pequeñas invocaciones y oraciones que expresen mi amor, gratitud y confianza en Dios.