- Memorial de Santa Isabel de HungrÃa, Religioso
Luke 17:26-37
Jesús dijo a sus discÃpulos: "Como fue en los dÃas de Noé, asà será en los dÃas del Hijo del Hombre: estuvieron comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio hasta el dÃa en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. De manera similar, como en los dÃas de Lot: estaban comiendo, bebiendo, comprando, vendiendo, plantando, construyendo; el dÃa en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre desde el cielo hasta Destrúyelos a todos. Asà será el dÃa en que se revele el Hijo del Hombre. Ese dÃa, una persona que está en la azotea y cuyas pertenencias están en la casa no debe bajar a buscarlas, y del mismo modo una persona en el el campo no debe regresar a lo que quedó atrás. Recuerda a la esposa de Lot. Quien busque preservar su vida la perderá, pero quien la pierda la salvará. Te digo que esa noche habrá dos personas en una cama; uno será tomado, el otro dejado. Y habrá dos mujeres moliendo comida juntas, una será tomada, la otra será dejada ". Le dijeron a él en respuesta: "¿Dónde, Señor?" Él les dijo: "Donde está el cuerpo, allà también se juntarán los buitres".
Oración introductoria: Creo en ti, Señor, mi compañero y fortaleza. Creo que saldrás a verme todos los dÃas, pidiéndome que dependa más de ti y menos de las criaturas. Espero en ti, Señor, como el que llena mi anhelo de amar y ser amado. Te amo aquà y ahora con mi oración y con mi deseo de ser fiel y generoso en las pequeñas cosas que me pides.
Petición: Señor, ayúdame a ponerte primero en mi vida.
1. Estaban comiendo y bebiendo: En el tiempo de Noé y Lot, el juicio de Dios descendÃa sobre el hombre. Sin embargo, el verdadero momento de juicio para cada uno de nosotros viene inmediatamente después de nuestra muerte. Es entonces cuando el reino nos será revelado completamente, y se decidirá si seremos parte de él o no. Pero es en el curso de mi propia vida que se decide mi opción de ser recibido en el reino. Dios viene a mà hoy. ¿Cómo responderé? Mi respuesta ahora y cada dÃa determina mi lugar eterno en el reino.
2. No regrese a lo que quedó atrás: en la mayorÃa de los desastres, las personas tienen pocas posibilidades de recolectar sus pertenencias; aquellos que lo intentan a menudo se pierden como resultado. Lo mismo ocurrirá con el Juicio Final, o en el momento de nuestra muerte; cuando Jesús venga, ¿estaré listo? ¿Qué es lo que más aprecio? A lo que debo aferrarme es a mi relación con Cristo. Y esto implica de muchas maneras perder "mi vida" aquÃ. ¿Vivo con la actitud de perder mi vida un poco más cada dÃa, desvinculándome de las cosas, actividades y personas, para ser más libre de amar, servir y estar con Cristo?
3. ¿Dónde está el cuerpo? "¿Dónde está el Señor?" Preguntan los discÃpulos; ¿dónde tendrá lugar el dÃa del Hijo del hombre? Se llevará a cabo, dice Jesús, esté donde esté. Si morimos y nos encontramos con Cristo en un juicio personal o estamos vivos para encontrar al Señor en su Segunda Venida y el Juicio Final, la realidad es la misma. Estar de pie junto a un santo o un pecador no alterará nuestro destino. Quien conocemos o qué contactos tenemos hará poco. Dónde estamos en nuestra relación con Cristo será el único factor determinante real. ¿Dónde estoy, Señor, hoy, en relación contigo? ¡Que esta sea mi única preocupación!
Conversación con Cristo: Señor Jesús, aumenta mi deseo de vivir mi vida en estrecha relación contigo. Ordena todas mis actividades según tu voluntad y mis relaciones de acuerdo a tu corazón. "Quiero lo que quieras porque lo quieres, como quieras, mientras lo desees" (Oración del Papa Clemente XI).
Resolución: Daré prioridad a mi relación con Cristo. Haré que la oración sea mi primer acto hoy antes de cada comida.