Daily Reflection

Caminar con el Señor, y no darse cuenta.

May 4, 2014 | Sunday

Father Daniel Ray, LC

    Luke 24: 13-35

    Ahora bien, ese mismo día, dos de ellos iban a un pueblo llamado Emaús, como a siete millas de Jerusalén, y hablaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían sucedido. Mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y fue con ellos, pero sus ojos no lo reconocieron. Y él les dijo: "¿Qué discutís entre vosotros mientras andáis?" Se quedaron quietos, con cara de tristeza. Entonces uno de ellos, cuyo nombre era Cleofás, le respondió: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe las cosas que han sucedido allí en estos días? Él les preguntó: "¿Qué cosas?" Ellos respondieron: "Lo de Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros principales sacerdotes y líderes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Pero esperábamos que él era el que había de redimir a Israel. Sí, y además de todo esto, ya es el tercer día desde que estas cosas sucedieron. Además, algunas mujeres de nuestro grupo nos asombraron. Estaban en la tumba temprano esta mañana, y cuando No encontraron allí su cuerpo, volvieron y nos dijeron que en verdad habían visto una visión de ángeles que decían que estaba vivo.Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro y lo encontraron tal como las mujeres habían dicho; pero ellos no lo vieron". Entonces les dijo: ¡Oh, qué insensatos sois y qué tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Mesías padeciera estas cosas y luego entrara en su gloria? Luego, comenzando desde Moisés y todos los profetas, les interpretó las cosas acerca de él en todas las Escrituras. Cuando se acercaron a la aldea a la que se dirigían, él se adelantó como si siguiera adelante. Pero ellos le insistieron fuertemente, diciendo: "Quédate con nosotros, porque es casi tarde y el día ya está por terminar". Así que entró para quedarse con ellos. Cuando estaba a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron; y él desapareció de su vista. Se dijeron unos a otros: "¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, mientras nos abría las Escrituras?" A esa misma hora se levantaron y volvieron a Jerusalén; y hallaron reunidos a los once ya sus compañeros. Decían: "¡Ciertamente el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" Entonces contaron lo que había sucedido en el camino, y cómo se les había dado a conocer al partir el pan.

    Oración introductoria: Señor, creo que estás presente aquí y ahora cuando me dirijo a ti en oración. Confío y tengo confianza en tu deseo de darme todas las gracias que necesito recibir hoy. Gracias por tu amor, gracias por tu inmensa generosidad hacia mí. Te doy mi vida y mi amor a cambio.

    Petición: Señor, que siempre reconozca y acoja tu presencia y tu gracia.

    1. Como a siete millas de Jerusalén: Podría haber sido a siete millas de cualquier lugar. Los discípulos no estaban en una sinagoga, ni en el Templo, ni en la ciudad santa de Jerusalén. No estaban en oración o predicación. No estaban en ningún lugar en particular; estaban justo entre dos lugares. Dejaban atrás lo que parecía ser un sueño fallido. Sin embargo, precisamente en ese momento inesperado, cuando más lo necesitaban, el mismo Cristo comienza a caminar con ellos. La aparición de Cristo nunca es un momento demasiado tarde, ni nunca llega un momento demasiado pronto.

    2. Quédate con nosotros: Cristo no se impone a estos dos discípulos. Les da la impresión de que sigue de viaje y espera a que le extiendan la invitación para quedarse con ellos esa noche. Así es con nuestras vidas y nuestros corazones. Cristo entra sólo donde es invitado y acogido. Entrará, tiene muchas ganas de entrar, pero sólo lo hará si le abrimos la puerta.

      3. ¿No ardía nuestro corazón? Solo en retrospectiva podemos comenzar a comprender el tiempo de Dios y comenzar a desentrañar el significado de su acción en nuestras vidas. Solo mirando hacia atrás podemos ver por qué nos dio gracias particulares en los momentos en que lo hizo. ¿Qué hubiera pasado si no respondiéramos y nos aferráramos a esa gracia que él ofreció? Tómese un momento para encontrar la mano de Dios en los momentos difíciles de su vida.

    Conversación con Cristo: Señor, tus caminos me superan. Tu tiempo es un misterio para mí. Pero sé que con la mente y el corazón abiertos a través de la oración, podrás darme cada gramo.as que necesito, justo cuando más lo necesito.

      Resolución: No dejaré pasar hoy una sola gracia sin actuar en consecuencia.

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