Daily Reflection

María es mi Maestra Educadora en Virtud

October 14, 2017 | Saturday

Father James Swanson, LC

  • Sábado de la vigésimo séptima semana del tiempo ordinario
  • Luke 11:27-28

    Mientras Jesús estaba hablando, una mujer de la multitud le gritó y le dijo: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos a los que amamantaste". Él respondió: "Más bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la observan".

    Oración Introductorial: Señor Jesús, tú eres el maestro del universo, y sin embargo deseas escucharme y guiarme. Ustedes conocen todas las cosas pasadas, presentes y futuras, y sin embargo respetan mi libertad de elegir ustedes. Santísima Trinidad, estás completamente feliz y cumplido por ti mismo, y sin embargo, nos has generosamente llevado a la existencia. Ustedes son nuestro cumplimiento. Gracias por el don de ti mismo. Ofrezco la pequeñez de mí mismo a cambio, sabiendo que estás contento con lo que tengo que dar.

    Petición: Señor, ayúdame a imitar a María.

    1. Obra maestra de María: La mujer en este pasaje tiene una gran visión. Siente la grandeza de Jesús. Probablemente ella intuye que él es el Mesías. Es dudoso que ella haya adivinado que él también es hombre hecho por Dios. Pero por la grandeza de Jesús, ella puede inferir la grandeza de María. Es obvio para ella que quien haya producido esta obra maestra de la humanidad debe haber sido una obra maestra de la humanidad misma. Y ella tiene razón. La humanidad de Jesús es la obra maestra de María. Todo lo que es, se lo comunicó. Aunque no podemos atribuirle a María las perfecciones de la divinidad de Jesús, le estaríamos haciendo una grave injusticia al pensar que las virtudes y perfecciones humanas de Jesús no fueron impactadas positivamente por su ejemplo.

    2. La Inmaculada Concepción: Dios quiso que Jesús viniera a este mundo como cada uno de nosotros, como un niño, y así Jesús necesitaba una madre. Dios quería que él tuviera la mejor madre, una madre perfecta, y por eso le dio a María muchos dones, comenzando con su Inmaculada Concepción, preservándola del pecado original. ¿Quién podría imaginar a Jesús - puro e inocente - envuelto en carne contaminada por el pecado durante los primeros nueve meses de su existencia? ¿Habrá sido posible que un niño tan inocente haya podido dejar de llorar mientras es tendido por un pecador? El Padre quería lo mejor para su Hijo y le dio lo mejor, a pesar de que tuvo que proporcionar el milagro de la Inmaculada Concepción para hacerlo.

    3. Educador de Jesús: Siendo verdaderamente humano, Jesús tuvo que aprender como cualquiera de nosotros. Debido a su divinidad, sus capacidades humanas no estaban contaminadas por el pecado, pero fue María quien le enseñó a usarlas, que las perfeccionaba en la vida cotidiana de la familia hasta que eran perfectas, como cualquier madre lo haría. María fue la perfecta para sacar a la luz todas las perfecciones de la naturaleza humana de Jesús. Siendo concebida inmaculadamente, la mente de María no estaba herida por el pecado y por lo tanto siempre fue capaz de descubrir formas de parentesco y enseñanza que se adaptaban perfectamente a la naturaleza humana de Jesús. Educar no significa sólo dar conocimiento. En su sentido más pleno, significa entrenar en virtud. El continuo ejemplo de virtud de María-oyendo la Palabra de Dios y observándola- fue indudablemente convincente para Jesús en su educación educativa.

    Conversación con Cristo: Querido Jesús, es difícil para mí comprender que, como humano, necesitabas educación como cualquier otra persona. Ayúdame a ver que eres verdaderamente y completamente humano como yo. Además, puesto que ya me has dado a María para ser mi Madre, pídele que me educe también, para que me forme en todas las virtudes de la forma en que ella las formó en ti.

    Resolución: ¿Creo que María es mi educadora en el sentido pleno, en el sentido de enseñarme la virtud? ¿Cuál es la virtud que más necesito? Pediré a María que me educe en ella de una manera especial hoy.

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