- Monumento a Nuestra Señora de los Dolores
John 19: 25-27
De pie junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, MarÃa, la esposa de Clopas, y MarÃa de Magdala. Cuando vio a su madre y al discÃpulo a quien amaba, le dijo a su madre: Mujer, he aquà tu hijo. Y dijo al discÃpulo: He aquà tu madre. Y desde aquella hora el discÃpulo la llevó a su casa.
Oración introductoria: Eres la verdadera bondad y la vida, Señor. La proximidad a usted trae paz y alegrÃa. Te mereces toda mi confianza y mi amor. Gracias por el regalo de la vida, mi familia y sobre todo de mi fe. Gracias también por darnos su Madre al pie de la cruz.
Petición: Señor, ayúdame a crecer en mi amor filial por MarÃa, tu Madre y la mÃa.
1. Permanente: Hoy es una fiesta mariana: "Nuestra Señora de los Dolores." MarÃa, como yo, no tenÃa ningún amor particular por el dolor y el dolor. El primer anuncio de su vocación por el Arcángel Gabriel no mencionó nada al respecto, lleno sólo de promesas mesiánicas. Sin embargo, poco después del nacimiento de Jesús, Simeón completó las dimensiones que debÃan iluminar su vocación: "... y una espada traspasará tu corazón para que los pensamientos de muchos puedan ser revelados". Reconociendo el cumplimiento de su vocación acompañando a su Hijo durante su crucifixión, lo hace con el deseo de cumplir el misterioso plan de Dios, no a regañadientes, sino de estar de pie junto a Jesús con todo el dolor que esto implicaba para ella.
2. Última voluntad y testamento: Las palabras que Jesús le habla a su madre ya su discÃpulo amado equivalen a su última voluntad y testamento. Lega lo que le es más precioso a una persona amada. A MarÃa, le da al amigo que tanto ama, que también necesitará su ayuda en las dificultades que enfrentará. A Juan, él da su comodidad humana más grande, su madre que es su mejor discÃpulo. Él sabe que ella lo necesita, un hijo adoptivo, para consolarla y acompañarla.
3. Mary hace mi hogar dulce: Juan tomó su responsabilidad para Maria seriamente, tomándola en su propio hogar. El hogar de Juan fue nada menos que la Iglesia que Jesús fundó. MarÃa debÃa tener el orgullo de lugar allÃ, como la madre de Jesús, y como ella que sabÃa, amó y le sirvió mejor. También tomó su papel en serio, tan en serio que inmediatamente percibió que todos los que encontraba eran sus hijos adoptivos e hijas. En esta casa que es la Iglesia, MarÃa es la dulzura del dicho tradicional, "Hogar, dulce hogar".
Conversación con Cristo: Jesús, no puedo agradecerte lo suficiente por confiar tu madre a mà ya mà a ella. Quiero cuidar de ella siendo un hijo atento y fiel que te imita. Eso es lo que la consolará y hará que su corazón se regocije. MarÃa, esté siempre a mi lado e interceda por mà delante de Dios para que persevere en seguir a su Hijo.
Resolución: Haré que mi devoción a MarÃa sea muy personal, ya sea en conversación espontánea con ella o contemplando los misterios de la vida de Cristo mientras rezo el Rosario.