- Viernes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario
Matthew 22: 34-40
Cuando los fariseos oyeron que Jesús habÃa silenciado a los saduceos, se reunieron, y uno de ellos, un erudito de la ley, lo probó preguntando: "Maestro, ¿cuál mandamiento en la ley es el más grande?" Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, éste es el mayor y el primer mandamiento. Vecino como a ti mismo. Toda la ley y los profetas dependen de estos dos mandamientos ".
Oración Introductorial: Querido Señor, creo en ti, porque tienes un plan para mà que me llevará a ser como tú. Espero en ti porque tu ejemplo y tu gracia me dan la fuerza para poder identificar mi voluntad con la tuya. Te amo, porque sólo por amarte puedes ser transformado en ti y ser santo.
Petición: Dame, Señor, la gracia de practicar la caridad fielmente.
1. Querer lo que Dios quiere: ¿Qué es el verdadero amor? Citando al historiador romano Sallust, el Papa Emérito Benedicto XVI nos muestra cuál es el contenido auténtico del amor: "Querer lo mismo y rechazar lo mismo fue reconocido por la antigüedad como el auténtico contenido del amor: el uno se vuelve similar Al otro, y esto conduce a una comunidad de voluntad y pensamiento "( Deus Caritas Est , 17). Esta cita nos ayuda a comprender que amar es identificar nuestra voluntad con la voluntad de Dios. Esto nos lleva a ser como Dios. Este hecho corrige el error de nuestros primeros padres que desobedecieron a Dios.
2. El amor tiene dos dimensiones: El amor verdadero tiene dos dimensiones: amor a Dios y amor al prójimo. La primera epÃstola de Juan, conocida como la "Magna Carta" de la caridad, expresa con frecuencia y claridad la estrecha relación entre ellos. Uno no puede existir sin el otro: "Nadie que no actúa en justicia es de Dios, ni nadie que no ama a su hermano" (1 Juan 3:10); "Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios; Todo el que ama es engendrado por Dios y conoce a Dios "(1 Juan 4: 7); "Amados, si Dios asà nos amó, también debemos amarnos los unos a los otros" (1 Juan 4:11); "Si alguno dice: 'Amo a Dios,' pero odia a su hermano, es un mentiroso; Porque el que no ama a un hermano a quien ha visto no puede amar a Dios a quien no ha visto. Este es el mandamiento que tenemos de él: el que ama a Dios también debe amar a su hermano "(1 Juan 4: 20-21).
3. Amar a los demás: Amar a Dios requiere amar a los demás. Esto no es fácil, especialmente en un mundo que aprecia altamente el individualismo y permite pisar sobre otros para salir adelante. Si amamos a otros según el requisito del Antiguo Testamento, "como tú te amas a ti mismo" es difÃcil, podemos imaginar lo difÃcil que es amar a otros según la exigencia de Cristo, "como yo te he amado" (Juan 13:34) Que es el sello de un verdadero cristiano: "Asà sabrán todos que sois mis discÃpulos, si tenéis amor unos para con los otros" (Juan 13:35).
¿Cuántas veces sólo juzgamos por las apariencias o juzgamos a las personas sólo por sus rasgos fÃsicos o defectos? Es tan fácil comentar los defectos, las imperfecciones y las maneras de actuar de los pueblos; Sin embargo, es tan difÃcil alabar constantemente lo que es positivo en ellos. Una de las mejores maneras de amar a nuestro prójimo es buscar la caridad en el habla.
Conversación con Cristo: Querido Jesús, dame la gracia de amar a los demás con todo mi esfuerzo y buena voluntad. Quiero contemplarle, Señor, para que yo pueda aprender de usted cómo amarlos hasta el punto de dar mi vida por ellos.
Resolución: Practicaré la caridad hacia los demás de una manera muy concreta.