Daily Reflection

Trabajando para Dios

August 23, 2017 | Wednesday

Father José LaBoy, LC

  • Miércoles de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario
  • Matthew 20: 1-16

    Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos es como un terrateniente que salió al amanecer para contratar obreros para su viña, y después de acordar con ellos el salario diario habitual, los envió a su viña. 'Vio a otros que estaban parados en el mercado, y les dijo:' Vosotros también entrais en mi viña, y yo os daré lo que es justo '. Y salió de nuevo alrededor del mediodía, y alrededor de las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Saliendo a eso de las cinco, encontró a otros que estaban de pie, y les dijo: '¿Por qué están aquí ociosos ¿todo el dia?' Ellos respondieron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: "Vosotros también entrais en mi viña". Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su capataz: "Convocad a los obreros y pagadles, comenzando por el último y terminando con el primero". Cuando llegaron los que habían comenzado a eso de las cinco, cada uno recibía el salario diario habitual, así que cuando llegaron los primeros pensaron que iban a recibir más, pero cada uno también recibía el salario habitual. El terrateniente, diciendo: 'Estos últimos trabajaron sólo una hora, y ustedes los han hecho iguales a nosotros, que soportaron la carga del día y el calor'. Dijo a uno de ellos en respuesta: "Amigo mío, no te estoy engañando, ¿no estuviste de acuerdo conmigo en el salario diario habitual, toma lo que es tuyo y vete, y si quisiera dar este último como el mismo ¿O no soy libre de hacer lo que quiera con mi propio dinero? ¿Estás envidioso porque soy generoso? Así, la última será la primera, y la primera será la última. "

    Oración Introductorial: Querido Jesús, creo en ti porque has revelado tu plan de amor a la Iglesia. Espero en ti porque estás más interesado en mi felicidad y salvación que yo. Te amo porque me has amado sin que merezca tu amor.

    Petición: Señor, ayúdame a apreciar y ser agradecido por tu gracia.

    1. Siempre hay una oportunidad: Una de las peores experiencias es aceptar que has perdido la última oportunidad de hacer algo que siempre has querido hacer. Esto puede ocurrir en cualquier situación humana: oportunidades de trabajo, aceptaciones universitarias, etc. En la vida espiritual, por otro lado, siempre hay la oportunidad de vivir sólo para Dios, la oportunidad de ser redimidos. Siempre hay la posibilidad de empezar de nuevo. ¿Por qué es esto? Es porque Dios nos ha concedido nuestro tiempo en la tierra para caminar hacia él. Por lo tanto, incluso si caemos, él continúa dándonos la fuerza para levantarnos. Por eso es tan importante el sacramento de la reconciliación. Cuando perdemos la gracia, nuestra fuerza espiritual, podemos recuperarla en los sacramentos, especialmente en la confesión.

    2. Esperar más de lo que mereces: Considerado desde un punto de vista meramente humano, la situación de este Evangelio es injusta. Quien trabaje más debe recibir más que aquellos que trabajan menos. Tendemos a olvidar, sin embargo, que con respecto a lo espiritual, todo es un regalo. No hay nada en nuestra naturaleza que pueda exigir gracia. Los requisitos de nuestra fe no son "favores" que hacemos por Dios, sino obligaciones existenciales. Por eso Cristo nos recuerda: "Cuando hayáis hecho todo lo que habéis sido mandados, di: 'Somos siervos inútiles; Hemos hecho lo que fuimos obligados a hacer '"(Lucas 17:10).

    3. La generosidad de Dios: La generosidad de Dios es una manifestación de su amor por nosotros. Conoce a cada persona íntimamente y personalmente. Sabe que las necesidades de algunos son más grandes que las de otros. Pensar que Dios ama a algunas personas más que a otros es una injusticia para Dios. Debemos amor y respeto a los demás porque todos somos individuos humanos con la misma dignidad. Debemos adoración y amor a Dios porque él es nuestro Creador y Padre providente. Pero Dios no debe nada a sus criaturas. Todo lo que nos da es gratuito y fruto de su infinito amor. Es demasiado fácil tratar a Dios humanamente, olvidando que él es Dios. El regalo más hermoso que nos da es su gracia.

    Conversación con Cristo: Querido Señor, a veces veo las cosas desde un punto de vista muy humano y egoísta. A veces me encuentro enojado porque otros pueden tener más que yo. Ayúdame a comprender que lo más importante para ser verdaderamente feliz en mi vida es ser consciente de la necesidad que tengo de tu gracia.

    Resolución: Daré gracias a Cristo por su gracia y amor e intentaré imitarlo siendo generoso con los demás.

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