- Jueves de la XVII Semana del Tiempo Ordinario
Matthew 13: 47-53
Jesús dijo a sus discÃpulos: "El reino de los cielos es semejante a una red lanzada al mar, que recoge peces de todo tipo, y cuando está llena, lo llevan a tierra y se sientan para poner lo bueno en baldes. Asà será al final de la era: los ángeles saldrán y separarán a los impÃos de los justos y los arrojarán al horno de fuego, donde habrá llanto y rechinamiento de dientes. "Ellos respondieron:" SÃ. "Y él respondió:" Entonces todo escriba que ha sido instruido en el Reino de los cielos es como el jefe de una casa que trae de su almacén tanto el nuevo como el viejo ". Estas parábolas, se fue de allÃ.
Oración Introductorial: Señor, creo en tu poder. Sé que tú eres el Señor de toda la historia. ConfÃo en que guÃes mi vida. Gracias por mostrarme que triunfaras. Gracias por el triunfo que ya han logrado en mi corazón y en el corazón de tantas personas. Quiero permitirte tener el control total sobre mi vida.
Petición: Señor, ayúdame a tener confianza en el triunfo de tu Reino.
1. Nada escapa del Reino: Cristo nos recuerda que todas las almas y toda la historia humana están abarcadas en la visión del Padre. Tanto el bueno como el malo serán presentados ante él. Puede ver qué bien y qué mal ha sido hecho. Su poder se extiende sobre todos los fracasos y éxitos de la historia humana. Debo vivir con confianza de que Dios ve el bien que hago y hará que mis esfuerzos por difundir su amor lleven fruto eterno.
2. El mal no tiene la última palabra: DeberÃa vivir con la confianza de que el mal no tiene la última palabra. La misericordia de Dios ha impuesto un lÃmite al mal y el Señor vendrá un dÃa para quitar el poder del mal. DeberÃa usar mi poco tiempo en la tierra -que debo usar hoy- para sembrar todo el bien que pueda, consciente de que esto es lo que se mantendrá firme en la venida del reino eterno. No deberÃa estar tan impresionado por el mal que me paraliza de hacer el bien.
3. Ya en casa: La EucaristÃa es una anticipación del triunfo de Dios. Allà aprendemos a confiar en que Dios tiene los hilos de la historia humana. Allà su "red de amor" reúne a sus hijos para alimentarlos y fortalecerlos. Cuando participo en la misa mi confianza en la providencia del Señor debe crecer. DeberÃa esforzarse por llevar a otros a la EucaristÃa también, para que puedan experimentar la paz y la felicidad de anticipar el cielo aquà en la tierra.
Conversación con Cristo: Señor, sé que todos ustedes son poderosos. Creo que tu Reino triunfará. Creo que vendrás a juzgar a los vivos ya los muertos. Ayúdame a hacer todo lo posible para traer a otros a su Reino para que puedan experimentar la alegrÃa que proviene de conocerte y de vivir listo para la venida de tu Reino.
Resolución: Invitaré a alguien que está luchando en su fe o que se ha apartado de los sacramentos para unirse a mà este domingo en la misa.