Daily Reflection

¿Cómo se alimenta un corazón hambriento?

July 11, 2017 | Tuesday
  • Monumento conmemorativo de San Benito, Abad
  • Matthew 9:32-38

    Un demoníaco que no podía hablar fue traído a Jesús, y cuando el demonio fue expulsado la persona muda habló. Las multitudes se asombraron y dijeron: "Nunca se ha visto nada semejante en Israel". Pero los fariseos dijeron: "Él expulsa demonios por el príncipe de los demonios". Jesús se dirigió a todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y enfermedades. A la vista de las multitudes, su corazón se movía de compasión por ellos, porque estaban turbados y abandonados, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: -La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos, así que pídale al maestro de la cosecha que envíe obreros para su cosecha.

    Oración introductoria: Señor, me pongo en tu presencia sabiendo el celo de tu corazón por las almas. La gloria de tu Padre celestial puede dar forma a mi propio corazón. Estoy seguro de que puedo eliminar todo lo que es tibio y tibio en mi propia alma hoy. Deseo cumplir con la misión que me has dado más perfectamente.

    Petición: Señor, concédeme la gracia de un renovado celo por ti y por traer a otros a ti.

    1. La Elección Primaria: Muchas de las predicaciones morales que los hombres traen sobre sí mismos no son, como algunos dirían, la obra de un Dios "cruel". La voluntad de Cristo es la felicidad que la gente persigue sin descanso en el corazón. Sin embargo, una batalla se produce en cada alma: si o no Dios puede entrar en la forma en que vivimos esa vida. Lo que a Cristo no se le permite tocar no puede ser sanado ni redimido. Los fariseos eligen libremente vivir con demonios en lugar de vivir con Cristo, en lugar de dejarlo tomar el centro del escenario. En nuestra batalla con nuestras debilidades y tentaciones, debemos ser sensibles a la verdad de que seremos confrontados con la misma elección. ¿Estaremos en "control" y viviremos con nuestros demonios, o nos rendiremos a Cristo totalmente y garantizaremos la victoria sobre cada mal en nuestras vidas?

    2. Ver con los ojos de Cristo: Si pudiéramos abrir nuestro corazón para ver lo que Cristo ve, seguiremos todos los días lo que él nos pide: "Rogad al Señor de la cosecha que envíe obreros para recoger su cosecha" (Mateo 9:38). Es cierto que debemos echar una mano en la misión, pero también debemos orar para que los pastores no falten en la Iglesia. Si pudiéramos ver con los ojos de Cristo, sabríamos que muchos están listos para caer en sus brazos con la menor motivación. No hay necesidad de discursos de lujo ni de apologética rigurosa. Ellos sólo quieren que alguien diga, "De esta manera", y ellos lo seguirán. No debemos temer ser apóstoles; Muchos más están listos para lo que tenemos que decir de lo que creemos que están listos.

    3. PREPARACIONES DILIGENTES: Si pudiéramos ver con el corazón de Cristo, no mostraríamos el menor pesimismo al enfrentar la cultura de la muerte o la cultura del yo absoluto. Sabríamos que Cristo satisface plenamente el hambre de Dios a pesar de su historia de miseria, dolor o indulgencia. Prepárate: cuanto más lejos son las personas de Dios, más se mostrarán las señales de su necesidad para él. Prepárate con la oración. Prepara las salas de emergencia de la salvación donde muchos pacientes pronto se quedarán, porque sólo con la oración estaremos seguros de que los médicos estarán allí para tratarlos y ponerlos en el camino hacia la recuperación total.

    Conversación con Cristo: Señor, sé cuánto amas a todas las personas y manifestas ese amor viniendo a nosotros todos los días en la Misa. En la Eucaristía encuentro a aquel que tanto me ha amado; En la Eucaristía os rogaré que respondáis a las necesidades de mi corazón y de innumerables almas, prendiendo fuego en los corazones de muchos jóvenes, para que generosamente acepten una misión a las almas en vuestro nombre.

    Resolución: Ofreceré una hora de adoración esta semana para las vocaciones al sacerdocio ya la vida consagrada.

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