Matthew 5:13-16

Jesús dijo a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo se le puede devolver su sabor? Ya no sirve para nada, sino que es echada fuera y pisoteada. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad edificada sobre un monte no puede ocultarse. Nadie, después de encender una lámpara, la pone debajo del almud, sino sobre el candelabro, y alumbra a todos los que están en la casa. De la misma manera, vuestro luz brille delante de los demás, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos".

Oración introductoria: Padre de amor, fuente de todas las bendiciones, me has guiado a lo largo de mi vida y me sigues guiando. Gracias por tu cuidado paternal. Jesús, Hijo de Dios, moriste por mí en la cruz para pagar mis pecados y manifestar tu amor incondicional por mí. Gracias por mostrarme el camino a casa con el Padre. Espíritu Santo, dulce huésped del alma, me sanas y me fortaleces y me incendias desde lo más íntimo de mi alma. Gracias por tu amorosa presencia dentro de mí.

Petición: Señor, muéstrame dónde puedo marcar la diferencia.

1. El Nuevo Sabor del Evangelio: Al llamarnos “la sal de la tierra”, Jesús quiso decir que todos sus discípulos, todos aquellos que serían llamados 'cristianos' a lo largo de los siglos, tendrían la responsabilidad de trabajar para dar la nuevo 'sabor' del Evangelio a la tierra e iluminar al mundo entero con la enseñanza de Jesús. La sal realza nuestra comida al acentuar el sabor natural ya presente en la comida. De la misma manera, Dios nos llama a realzar el mundo que nos rodea con el “sabor salado” de nuestra vida cristiana. Dios creó el mundo bueno, pero el pecado lo ha estropeado. A través del bautismo, Dios nos da la “sal” de su vida divina, la gracia, para que, a su vez, esta gracia del bautismo se desarrolle en una vida de virtud y caridad cristiana por la que estamos llamados a “sazonar” nuestro entorno. ¿Tengo esta conciencia y deseo que brota de mi bautismo?

2. Iluminando Mentes y Corazones: Sin luz, estamos ciegos. El ojo humano se vuelve inútil donde la luz no puede penetrar. Análogamente, todas las personas tienen el poder de conocer a Dios, que es verdad, bondad y amor. Pero esas facultades se nublan en el mejor de los casos sin la luz particular que es Jesucristo. Jesús quiere que tú y yo seamos su luz en la sociedad contemporánea. Por cierto, vivimos nuestra vida, otras personas deben ver: deben ver a Cristo. Deben ver la dignidad de la persona humana y la noble vocación que cada uno de nosotros tiene de vivir eternamente con Dios. Deben ver que el amor y la misericordia triunfan sobre el mal, el sufrimiento y la muerte. El mundo necesita nuestra luz porque el mundo necesita a Cristo.

3. El Resplandeciente Ejemplo de los Santos: ¿ Qué pasa con la humildad? ¿Qué hay de no dejar que tu mano derecha sepa lo que está haciendo tu mano izquierda? Jesús nos recuerda que nuestra vida y nuestras acciones están destinadas a dirigir la mirada de las personas hacia Dios y no hacia nosotros mismos: “Para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos”. El mundo ha necesitado ver a la Beata Madre Teresa de Calcuta en acción. Ha sido necesario ver el vigor juvenil y la fragilidad anciana del Papa San Juan Pablo II. Su luz ha iluminado nuestro camino hacia Dios. De este lado del cielo, siempre necesitaremos el ejemplo de los santos, y eso es precisamente lo que tú y yo estamos llamados a ser.

Conversación con Cristo: Señor, me has dado todo lo que necesito para ser fiel. Concédeme el coraje y el celo para vivir lo que creo y dar testimonio de tu amor fiel en mis pensamientos, palabras y acciones. Madre Purísima, haz que mi corazón sea sólo para Jesús.

Propósito: Hoy le hablaré a alguien de Jesús, respaldando mis palabras con la sinceridad con la que vivo mis compromisos cristianos.