- Miércoles de la Cuarta Semana de Pascua
John 12:44-50
Jesús clamó y dijo: "El que cree en mÃ, no sólo cree en mÃ, sino también en el que me envió, y el que me ve, ve al que me envió, y vine al mundo como luz, para que todo aquel que crea en mà Y si alguno oye mis palabras y no las observa, no lo condeno, porque no he venido a condenar al mundo sino a salvar al mundo. "Quien me rechaza y no acepta mis palabras tiene Algo que lo juzgue: la palabra que yo hablé, lo condenará en el último dÃa, porque yo no he hablado por mà mismo, pero el Padre que me envió me ordenó lo que decir y hablar y sé que su mandamiento es Vida eterna, asà que lo que digo, digo como el Padre me lo dijo. "
Oración Introductorial: Padre, me has bendecido con esta oportunidad de orar. Vengo a tu presencia para complacerte y glorificarte. Lo ofrezco a todos aquellos que cuentan con mi apoyo espiritual.
Petición: Señor, aumenta mi esperanza para que yo sepa que siempre me estás guiando.
1. Nuestras almas fueron hechas para la luz: Los niños pequeños tienen miedo de la oscuridad - después de todo, monstruos y fantasmas viven en la oscuridad. Flick en el interruptor de la luz, sin embargo, y todos los miedos se disipan. El mundo real es mucho menos aterrador cuando la luz está encendida. Lo que es verdad para los niños es también verdad para nosotros - pero en un diverso nivel. Tenemos muchos temores, y muchos de ellos vienen porque estamos en la oscuridad. No conocemos el futuro; No podemos controlar los resultados. Tememos la oscuridad espiritual porque nuestras almas fueron hechas para la luz. Pero Jesús "vino al mundo como luz". Cuando conocemos a Jesús, la luz ha entrado en nuestras vidas, los temores se desvanecen. No sabemos el futuro, pero lo hace. No podemos controlar los resultados, pero su providencia lo guÃa a todos. Al igual que el niño que se siente aliviado cuando mamá o papá entra en la habitación oscura, con Jesús podemos estar seguros de que todo estará bien.
2. Vivir en la Verdad: Si hay algo que debemos temer, somos nosotros mismos. Se dice que San Felipe Neri solÃa despertar por la mañana, mirar en el espejo y decir: "Señor, ten cuidado con Felipe, para que no te traicione hoy". El Señor habla de una condenación autoinfligida que proviene de no Aceptando sus palabras. Cuando sentimos el tirón interno de nuestro orgullo o sensualidad, llamándonos a confiar más en nosotros mismos que en Cristo, entonces necesitamos detenernos. Es como una bandera roja espiritual que nos dice que nuestra adhesión a las palabras de Jesús está disminuyendo. Si nos apegamos a Cristo y aborrecemos la idea de seguir nuestro camino en lugar de él, evitaremos esa oscuridad interior que es mucho más temible que cualquier otra cosa en el mundo.
3. El Mandato del Padre es Vida Eterna: La filosofÃa de los años 60 ha dejado un largo camino de restos que persiste hasta nuestros dÃas. "Haz tu propia cosa!", El credo de Woodstock, nos harÃa creer que la autoafirmación es la clave de la felicidad. Como contra-intuitivo como puede sonar, la obediencia es la clave. Jesús era el hombre que podÃa caminar sobre el agua, pacificar las tormentas con el chasquido del dedo, y ofrecer la cena para miles con unos pocos panes y pescado. Sin embargo, enseña que la felicidad no radica en el poder. Más bien, está en obediencia a la orden del Padre. Obedecerle es el camino a la vida eterna: el cumplimiento más allá de nuestros sueños más salvajes.
Conversación con Cristo: Señor, quita todos mis miedos. Sé que mi verdadero bien se encuentra en amarte y seguirte. Dame la fuerza para obedecer al Padre y asà encontrar la vida eterna que busco.
Resolución: Cumpliré perfectamente mis compromisos espirituales hoy.