Daily Reflection

Regalo de lo alto

April 27, 2017 | Thursday

Father Steven Reilly, LC

  • Jueves de la Segunda Semana de Pascua
  • John 3:31-36

    El que viene de arriba es sobre todo. El que es de la tierra es terrenal y habla de cosas terrenales. Pero el que viene del cielo es sobre todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. Quien acepta su testimonio certifica que Dios es digno de confianza. Porque el que Dios envió habla las palabras de Dios. Él no raciona su don del Espíritu. El Padre ama al Hijo y le ha entregado todo. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, pero la ira de Dios permanece sobre él.

    Oración introductoria: Vengo delante de ti, Señor, pobre e indigno. Sin embargo, me recibes con tal amor. Con mi esfuerzo durante esta meditación quiero hacer un pequeño retorno de su gran bondad.

    Petición: Ayúdame a cooperar con tu mayor don, el Espíritu Santo.

    1. No Racionamiento: Jesús no raciona el don del Espíritu. Por y por medio del Espíritu Santo, Cristo levanta toda nuestra vida a otro plano. La generosidad del Señor es asombrosa. Piensa en la Eucaristía. Cada vez que recibimos al Señor, él deja en nuestra alma una renovación y profundización de la presencia del Espíritu Santo. Con cada comunión estamos preparando nuestros cuerpos y almas para la inmortalidad de la Resurrección. Por supuesto, tal regalo invita a una respuesta. Ante esta generosidad, ¿cómo podemos ser mezquinos a cambio?

    2. Un regalo de unidad: El don del Espíritu es vital para nuestras relaciones humanas. La oración ardiente de Jesús en la Última Cena fue por la unidad de sus discípulos: "que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti" (Juan 17:21). Para una unidad como esa, el Espíritu Santo es absolutamente indispensable. El don del Espíritu, para ser eficaz, es el antídoto para todas nuestras tendencias a la desunión. El Espíritu combate nuestro orgullo y egoísmo recordándonos la humildad de Cristo. Él anima la comprensión de que tenemos que vivir en la caridad y nos proporciona la fuerza para dar sin contar el costo. Él nos capacita para perseverar en la unidad.

    3. Un Regalo Personal: La profundidad de nuestros corazones es donde finalmente experimentamos este don del Espíritu. Pero a veces nos sentimos más como un pozo seco que como una fuente de agua que brota para la vida eterna (Juan 4:14). El Espíritu Santo está trabajando - en abundancia - no menos en los momentos de sequedad que en los momentos de consuelo. Él trata de purificarnos de los pequeños apegos que nos detienen. Él nos dirige a buscar a Dios por su propio bien y no a recurrir a él sólo como un dispensador divino de dulces espirituales. Pero aún debemos esperar el momento de la consolación con el conocimiento lleno de esperanza de que el Señor está cerca. Cuando experimentemos esta consolación, experimentaremos la confirmación de que el don del Espíritu del Señor es diferente a cualquier otro.

    Conversación con Cristo: Señor, el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Es el regalo que nos has dado con tanta generosidad. Ayúdanos a vivir más de acuerdo con esta verdad. Ayúdanos a ser obedientes cuando somos tentados al orgullo. Ayúdanos a amar cuando somos tentados a rechazar. Que tu Espíritu Santo refuerce constantemente el vínculo que nos une.

    Resolución: Promoveré la caridad prestando especial atención a las inspiraciones del Espíritu Santo.

    © 2024. EPRIEST, Inc. All rights reserved.

At ePriest, we are dedicated to supporting Catholic priests as they serve their people and build up the Church.

We invite you to explore our resources to help your own ministry flourish!

Sign Up Now