- Jueves después de Ceniza
Luke 9:22-25
Jesús dijo a sus discÃpulos: "El Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y al tercer dÃa resucitará." Después dijo a todos: "Si alguno quiere venir en pos de mÃ, niéguese a sà mismo, tome su cruz cada dÃa y sÃgame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará ella. ¿Qué provecho hay a uno ganar el mundo entero pierde o se destruye a sà mismo?
Oración introductoria: Señor Jesús, que no huye ante el sufrimiento, pero hizo lo que su amor por nosotros le dijo que hiciera. ConfÃo en ti. Señor Jesús, que se dirigÃa hacia Jerusalén, con la esperanza de que volverÃa a la casa del Padre. Espero en ti, para que no puso un lÃmite a su amor. Incluso cuando su solicitud fue rechazada y condenado a muerte por sus enemigos, que oró por ellos. Señor, te amo.
Petición: Señor, ayúdame a ver el poder redentor de la cruz que ha puesto sobre mis hombros y abrazarla.
1. El sufrimiento es una Oportunidad: El sufrimiento está presente en todo momento de la vida. Nuestra tendencia es huir de ella, para evitarlo. Esto es válido desde el pequeño cero obtenemos cuando nos caemos nuestra bicicleta a la profunda tristeza que sentimos cuando un amigo nos traiciona. Cuando sentimos dolor, tomamos todos los medios a nuestro alcance para deshacerse de él. En la sociedad actual, no es un medicamento para aliviar cualquier dolor o sufrimiento podemos sentir. Sin embargo, en cada sufrimiento hay una lección, y nos recuerda la lección mejor cuando hemos sufrido para aprenderlo. Cristo previó su rechazo, el sufrimiento y la muerte, pero no huyó ellos. Él los abrazó como una forma de mostrar su más profundo amor: "Nadie tiene mayor amor que este, a dar la vida por uno de sus amigos" (Juan 15:13). Es lo que los padres hacen cuando dan a sus hijos su tiempo y atención. Es lo que hacen los verdaderos amigos cuando sirven sin contar el costo. Es lo que hacemos cuando ayudamos a alguien que lo necesite.
2. El amor de la lucha no la CaÃda: A veces puede sentirse abrumado. Lento pero seguro, que se cansen de nuestros defectos y sus efectos. La constante batalla en curso para seguir a Cristo nos puede llevar lentamente hacia abajo. El camino a la perfección en las virtudes es sin duda llena de recompensas, pero tiene su parte de desgaste y desgarre. Pero no importa si caemos una y mil veces, siempre y cuando nos gusta la lucha y no la caÃda. Por lo tanto, no tiene sentido a la desesperación, sobre todo cuando luchamos con Cristo de nuestro lado. El esfuerzo de una batalla prolongada puede agradar a Cristo más que una victoria fácil y cómodo. Cristo nos recuerda: Se van a sufrir mucho, ser rechazado y matado, y todo el mundo que quiere ser su discÃpulo debe tomar su cruz y seguirle.
3. Cuando soy débil, entonces soy fuerte: Con la venida de Cristo en la tierra, sufriendo tomó un nuevo significado. Él nos dio la posibilidad de dar al sufrimiento, la enfermedad y el dolor: las consecuencias del pecado, el sentido redentor y salvÃfico del amor. Cuando los apóstoles preguntan a nuestro Señor, que fue responsable de la desgracia de un hombre ciego de nacimiento, Cristo respondió: "Ni él pecó ni sus padres; es por lo que las obras de Dios se hacen visibles por medio de él "(Juan 9: 3). Desgracia y debilidades hecho St. Paul exclamar: "Por lo tanto, estoy en las debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades, por el bien de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte "(2 Corintios 12:10). Es a través de la negación de sà mismo, a través del reconocimiento de nuestra debilidad, a través de abrazar voluntariamente nuestras pruebas y sufrimientos, que podemos mostrar la fuerza de Dios y las maravillas de Dios en nuestra vida.
Conversación con Cristo: Señor, ayúdame a ver todo lo que me pasa, incluso el dolor, el sufrimiento y la enfermedad, como una oportunidad para el amor, crecer en el amor y te ofrezco mi amor.
Resolución: Antes de hacer algo hoy voy a hacer una pausa para examinar los motivos por los que lo hago: ¿es para mà o para Dios? Si es sólo para mÃ, voy a rectificar mis intenciones o dejar a un lado la escritura, sobre todo si tengo la oportunidad de hacer algo más para Dios o para servir a Dios en mi vecino.