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Twelfth Sunday in Ordinary Time (A)

A to 12                                                                                                 SER MÁRTIR HOY

El cristiano, al igual que su Maestro, va a ser siempre "signo de contradicción" en medio del mundo. Sufrirá incomprensiones y persecuciones, porque el mensaje que transmite con su palabra y con su ejemplo choca con los criterios materialistas del mundo. "No tengáis miedo a los hombres", les dice Jesús a sus discípulos, porque su mejor defensor en las dificultades va a ser su Padre que está en los cielos.

Hermanas y hermanos:

1.  Jesús nos anima a ser valientes. Parece lejano el tiempo en que los cristianos derramaban su sangre para defender su fe en el circo romano o en el coliseo. En esas arenas comenzó la expansión del Evangelio por el mundo según la afirmación de Tertuliano: "La sangre de los mártires es semilla de cristianos". Gracias a su generosidad la Iglesia ha recogido frutos abundantes de santidad durante veinte siglos de cristianismo.

Juan Pablo II nos invitaba también a descubrir a "los nuevos mártires" de nuestro tiempo. Misioneros asesinados por predicar el Evangelio. Seglares torturados, perseguidos, deportados, discriminados por su fe. Mártires de la caridad en el comunismo soviético o en los campos de concentración del nazismo. Mártires del odio étnico o de la discriminación religiosa.

2.  Los mártires nos han enseñado a decir que sí al amor de Dios. Pero también nos han enseñado a decir que no a las lisonjas, a las componendas, a la injusticia. Nuestra sociedad materialista y hedonista es una sociedad secularizada y escéptica. Hoy nos persigue con un martirio incruento, muchas veces más sutil y doloroso que la muerte, halaga nuestros sentidos apartándonos de la ley de Dios, pero es allí, en las pruebas y en las adversidades, en donde nacen la fidelidad de la Iglesia, las vocaciones sacerdotales y religiosas, la santidad familiar.

3.  En pleno siglo XXI Jesús nos pide ser "testigos" y "mártires". La sangre de Cristo, mártir por excelencia, ha dejado un ejército de nuevos mártires entre los que estamos incluidos nosotros mismos: mártires de la pureza, mártires de la justicia, mártires niños, mujeres y hombres mártires. Hoy es más difícil dar testimonio en un ambiente distraído, desinteresado, que ni siquiera se entera del testimonio. "No tengáis miedo a los que matan el cuerpo pero que no pueden matar el alma", nos repite Jesús. En sus palabras hemos de encontrar la fuerza para superar la dificultad, la oposición y el miedo a la muerte.

"Señor, si se presentara la ocasión de dar mi vida por ti, gritaría sin miedo: "¡Viva Jesucristo!" y me convertiría en el gran mártir de un pequeño momento; pero tengo miedo de ser el pequeño mártir de los momentos de mi vida ordinaria, llenos de rutina, desmotivación, desaliento, en los que me cuesta tanto decir: "¡mi vida por Cristo!". Concédeme la gracia de perseverar en tu amor para serte fiel en este martirio incruento e invisible". Así sea.

12th Sunday in Ordinary Time (Year A)                                                    &nbs

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