Homily Packs

Thirty-First Sunday in Ordinary Time (B)

31st Sunday in Ordinary Time, Year B

                                                                           CON TODO EL CORAZÓN

“Se le acercó uno de los escribas que le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús contestó: Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.

El amor es algo muy serio, por eso es natural asumirlo en forma absoluta y totalitaria. “amarás con todo el corazón”. ¿Por qué con todo? Porque el amor no soporta límites ni medidas. No se puede amar “un poco”. Por eso san Bernardo insistía en que “la medida del amor es amar sin medida”.

Hermanas y hermanos:

1. Esta totalidad mide la felicidad y el valor de una existencia; sólo en el amor puede el hombre rescatar su vida del naufragio. Jesús habla del corazón, del alma, de las fuerzas porque implica toda la capacidad de comprender, todas las energías afectivas, todo el dinamismo de la acción. Cuando el amor a Dios y al prójimo es así, él solo basta. Como dice San Agustín “Ama y haz lo que quieras”. El amor es totalitario también en otro sentido: engloba toda la moral y la espiritualidad cristianas. Las demás virtudes son aspectos de la caridad. Si al practicarlas no está presente la caridad se hacen estériles. Entrega, generosidad, obediencia, pobreza, se convierten en valores auténticos solamente cuando son formas de amar.

2. La palabra más grande y de mayores consecuencias que un padre puede decir a su hijo es: “te amo”. El amor está fuera de lo humano, de lo terrestre, es iniciativa de Dios. Escribe Lewis, hablando de la caridad, que “el amor natural va siempre dirigido a objetos que el enamorado considera en cierto modo intrínsecamente dignos de amor. Pero el amor divino impulsa al hombre a amar también lo que no es naturalmente digno de amor: los leprosos, los criminales, los enemigos, los retrasados mentales, los amargados, los orgullosos y los despreciables”.

3. Los cristianos se preguntan hoy por su identidad “¿Qué es en el fondo ser cristiano? ¿Qué es lo más importante? Jesús no le respondió con el primer mandamiento, sino con el primero y el segundo, que forman uno sólo. Ahí está la novedad. No se trata de dos mandamientos jerarquizados, sino de uno sólo. El orden no es de importancia, sino de lógica: el amor que Dios nos tiene es la fuente de donde mana nuestro amor a Él y a los demás hombres. Nosotros queremos ser amados por nuestra inteligencia, belleza, generosidad, honradez, eficacia. Cuando vemos que alguien nos está ofreciendo amor supremo, la caridad, esto nos produce un impacto terrible. Recibir es más duro y tal vez más meritorio que dar.

Como el letrado del evangelio, hay que preguntarse de nuevo: ¿qué es lo más importante?,¿Qué es lo que de verdad salva nuestra vida, lo que da paz verdadera a nuestra conciencia, lo que quedará más allá de la fugacidad de la vida humana? Así no sería difícil ser hermanos. ¿Es tan difícil proponerse ir dejando en cada hermano que se cruza en nuestro camino una huella de amor, de cariño, de respeto, de aprecio a su dignidad, de aliento y compromiso por la construcción de un mundo más humano y fraterno? Será difícil, pero es lo esencial, lo principal, lo primero, porque "amar al prójimo vale más que todos los holocaustos y sacrificios".

31st Sunday in Ordinary Time, Year B                                  &nbs

At ePriest, we are dedicated to supporting Catholic priests as they serve their people and build up the Church.

We invite you to explore our resources to help your own ministry flourish!