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First Sunday of Advent (C)

C Adviento 1                                                          

UN TIEMPO DE ESPERA Y ESPERANZA

Al Adviento lo llamamos “tiempo fuerte”, tiempo de contrastes. Con él comienza el año litúrgico pero nos está hablando ya del fin de los tiempos. Nos preparamos para el nacimiento de Cristo en su primera venida, pero escuchamos también el anuncio que profetiza su segunda venida como Juez. Debemos vivir este período con los ojos bien abiertos esperando nuestra liberación definitiva. La predicación de Jesús a sus discípulos nos pone en guardia para no dejarnos impresionar por los cataclismos que vendrán, y nos invita a esperar la venida del Hijo de Dios en oración y vigilancia.

Hermanas y hermanos:

1. Nos toca vivir tiempos difíciles. Hay señales de desesperanza como las guerras, el hambre en el mundo, el subdesarrollo, la pobreza, el terrorismo. Pero también hay señales para la esperanza. Gestos de solidaridad, de preocupación por la justicia y la paz. Podemos esperar con ilusión el alumbramiento de un nuevo mundo, más justo, más humano, más hermoso y en paz para todos, como todos deseamos. Nos asustan los signos de la segunda venida de Cristo, por eso Él ahora nos consuela con la ternura de su primera venida. Navidad es cercanía e intimidad. Cristo sigue viniendo a nuestro corazón a través de la Eucaristía.

2. Jesús nos llama a vivir despiertos para recibirlo cuando llegue; y luego debemos anunciarlo a todas las gentes para que la Iglesia de Cristo se extienda por toda la tierra, se consolide y siga suplicando: “Ven, Señor Jesús”. Esta vigilancia exige tener la mente despejada. Como centinelas que vigilan por la noche, los cristianos debemos tener la mirada fija en el horizonte por donde se asomará el sol de un nuevo día. Esta fuerza nos mantiene en estado de conversión.

3.- Es un tiempo de esperanza, de alegría, y de salvación. También de espera, de preparación y esfuerzo. Desde la fe nos queda claro que viene Dios. Tener esperanza es síntoma de vida. Sólo los muertos no esperan y cuando alguien no espera, es que ha decidido que su vida no merece la pena. Cuando muere la esperanza, muere en el corazón del hombre el mismo impulso vital. Ya no vive sino que “se deja vivir”. Nada hay más angustioso que la desesperanza y nada más positivo y rejuvenecedor que esperar con ilusión un acontecimiento, todavía más si lo sabemos cercano y extraordinario. La esperanza no es una ilusión engañosa. El que vive con esperanza, quiere tomar en serio la vida en su totalidad porque quiere descubrir todas las posibilidades que en ella se encierran para el futuro del hombre.

Adviento es tiempo de esperanza, tiempo de remoción de obstáculos tiempo para ganar en madurez, para desterrar la modorra, para aprender a vivir de pie, con la cabeza levantada, mirando atentamente la salvación que se acerca. No existe mejor preparación que la de vivir con una fe grande y segura que nos lleve, a ejemplo de María, a ver en cada acontecimiento la voluntad de Dios.

First Sunday of Advent (Year C)

A TIME TO WAIT AND HOPE

We call Advent an "ardent time", a time of contrasts. Advent begins the li

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