Twenty-Sixth Sunday in Ordinary Time (B)
B To 26
EL ESCÁNDALO
Viendo como están las cosas a nuestro alrededor alguno diría que no hay piedras de molino suficientes para tantos "que escandalizan a los pequeños que creen". Es tan grave este pecado que Jesús no teme ser calificado de radical cuando aconseja sacrificar parte del propio cuerpo antes que impedir a los inocentes la entrada en el Reino de los cielos. Al que siga escandalizando "más le valiera no haber nacido", dice el Evangelio de hoy.
Hermanas y hermanos:
1. La noticia de un crimen de sangre nos horroriza hasta el punto de hacernos sentir en el corazón esa mezcla de dolor, de odio y deseo de venganza. En el Evangelio de hoy Jesús habla del asesinato moral que se comete contra los inocentes y los más débiles a través del escándalo. Esto puede ocurrir en nuestras propias familias o en los ambientes de trabajo o de fe. El escándalo confunde la conciencia, hace renegar de la fe y priva a un alma de su salvación eterna. Los niños son seres particularmente indefensos frente a las seducciones de los mayores.
2. ¿Por qué tanta dureza en estas expresiones de Jesús? Porque los niños son el objeto preferido del amor de Dios; y a los que cometen injusticias contra ellos les están reservados los peores castigos. Los escándalos no sólo se dan en el comportamiento moral de las personas (abusos sexuales, deshonestidad en las palabras, mentira, ofensas) sino también en las relaciones sociales injustas (la explotación del trabajador, la corrupción política, el despilfarro en gastos inútiles, el hambre en el mundo, los abusos de poder). Por eso Santiago es radical al condenar este otro tipo de escándalo.
3. Detrás de cada enseñanza del Evangelio está la lógica del amor. Es la lógica del servicio fraterno, contrario a la dinámica del escándalo como negación del cristianismo. El escándalo implica un abandono del amor y un desprecio de nuestros hermanos. Por eso el planteamiento de la caridad no es ¿qué debo evitar? Sino ¿qué es lo mejor que puedo hacer por los demás?
Bueno será que, a la luz del Evangelio de hoy acabemos pensando: Si el dinero me hace olvidar a Jesucristo; si mi corazón y mi vida no necesitan de Dios más que para adorno religioso, mejor será quemar ese dinero; dárselo a los pobres. Más vale entrar desnudo en la vida que ser arrojado al abismo, forrado de oro. Querer para los demás aquel bien que yo quisiera para mí mismo, es dinámica que crea vínculos de amor, aunque no lo sepamos.
Hermanas y hermanos:
Los cristianos cometemos muchas injusticias por ignorancia. No hemos leído el Evangelio ni la doctrina social de la Iglesia. Hagamos hoy el propósito de ilustrar nuestra fe y conocer bien los criterios morales. Leamos los discursos del Papa cada semana. Debemos comprometernos a combatir el mal con el bien, la mentira con la verdad, el odio con el amor. Y además, que en nuestra presencia nadie pueda atreverse a escandalizar a los inocentes: ni blasfemando contra Dios, ni ensuciando la pureza del alma, ni pecando contra el amor a los hermanos. ¡Recordemos la piedra de molino!
26th Sunday in Ordinary Time, Year B
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