Second Sunday of Easter (Divine Mercy) (B)
B Pascua 2
LA MISERICORDIA DE DIOS
La fiesta de la Divina Misericordia que se celebra el segundo domingo de pascua ha quedado asociada ya al Papa de la misericordia. Juan Pablo II la instauró el año del jubileo, consagró un santuario en Polonia, escribió una encíclica, canonizó a Sor Faustina, apóstol de esta nueva devoción, y Él mismo vivió, predicó, escribió y murió movido por la misericordia divina. En el Evangelio de hoy Cristo resucitado se muestra misericordioso y comprensivo con Tomás, que experimenta en persona el perdón y la paz.
Hermanas y hermanos:
1. Este es un nuevo aniversario de la muerte de Juan Pablo II. Es justo que hoy unamos nuestro gozo por la resurrección de Cristo al recuerdo del apóstol de su misericordia. "A la humanidad, que en ocasiones parece como perdida y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y vuelve a abrir el espíritu a la esperanza", afirmaba en su mensaje póstumo el Papa.
2. En sus 27 años de pontificado el Papa fue apóstol de la misericordia de dos maneras: Con su enseñanza, especialmente en la encíclica "Dives in misericordia". Pero también con sus gestos que han quedado en la memoria de la Iglesia, más allá de sus palabras. ¿Cómo no recordar la visita que hizo a Alí Agcá en la cárcel para perdonarlo, después de recuperarse del atentado? La mejor representación artística de este abrazo es el cuadro de Rembrandt que visualiza la parábola del hijo pródigo. Lo vimos siempre cerca de los que necesitaban su palabra y su ayuda concreta, ofreciendo ese abrazo a los enfermos de sida, a los ancianos abandonados, a los niños, los emigrantes, los perseguidos.
3. La devoción a la Divina Misericordia constituye un auténtico movimiento espiritual promovido por santa Faustina Kowalska. A ella le pidió Jesús que se pintara una imagen suya con la leyenda "Jesús en ti confío", y que se celebrara con gran solemnidad el primer domingo después de Pascua de Resurrección. Jesús prometió: "A las almas que propaguen la devoción de mi misericordia, Yo las protegeré a lo largo de su vida como una madre cariñosa a su hijo, y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez, sino su Salvador Misericordioso".
En 1980 escribió una de sus encíclica más bellas, que hoy podemos volver a leer. "Rico en misericordia". En ella llama a la Iglesia "casa de la misericordia" donde se acogen cuantos necesitan ayuda, perdón y amor. Las relaciones mutuas entre los hombres y los pueblos no pueden limitarse sólo a la justicia, sino que tienen que perfeccionarse en el amor. Que nuestro canto final repita la invocación del salmo: "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia". Que así sea.
Second Sunday of Easter, Year B
THE MERCY OF GOD
The feast of the Divine Mercy that